La sucesión de embalses en que se ha convertido el río Miño a lo largo de la provincia de Ourense continúa. Desde Valdeorras hasta Os Peares, o pai Miño apenas existe. Las centrales hidroeléctricas lo han roto en infinidad de pedazos y lo han secado en varios tramos. En uno de estos, entre los pantanos de Belesar y Os Peares, la hidroeléctrica Gas Natural Fenosa construye dos nuevas centrales -ampliación de las existentes desde finales de 1940- con autorización del Ministerio de Medio Ambiente, que no consideró necesario someter el proyecto a evaluación de impacto ambiental. La autorización del ministerio -y de las consellerías de Medio Ambiente y Cultura-, en 2007, que permitirá a la empresa obtener mayor productividad mediante la instalación de nuevas turbinas, se basa en el "profundo deterioro" del entorno causado "por los aprovechamientos preexistentes".
A la vista del deterioro medioambiental, con un tramo de un kilómetro del río seco desde hace décadas, Medio Ambiente entiende que la obra "mejorará el entorno". Gas Natural Fenosa comenzó a primeros de junio la ampliación de las centrales de Belesar y Os Peares, ubicadas ambas en el Miño y responsables de su amputación. La obra tiene un fin economicista: duplicar la potencia energética de la hidroeléctrica mediante un mayor aprovechamiento del mutilado río. Gas Natural Fenosa invertirá 52 millones de euros en la obra, que durará dos años.
El ministerio autorizó la construcción de las dos nuevas minicentrales (Peares II y Belesar II) sin someter el proyecto a evaluación de impacto ambiental. "No lo consideró necesario porque la obra supondrá una mejora para el río", sostienen fuentes de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil.
La Dirección Xeral de Calidade e Avaliación Ambiental estimó que la construcción de las nuevas centrales no produciría impactos ambientales "significativos", dado que "al emplear infraestructuras preexistentes se minimiza el impacto durante la fase de construcción". También valoró que el diseño "minimiza el impacto paisajístico" y que con el proyecto "se recuperarán tramos de río que actualmente se encuentran en seco". La Dirección Xeral de Conservación da Natureza estimó en 2007 que la obra "no afecta a ningún espacio natural protegido ni a ningún hábitat clasificado".
La Consellería de Medio Ambiente resumió la justificación: "El impacto no será significativo por afectar a un medio profundamente alterado por la construcción de sendas presas". Esto es, la aprobación de las dos nuevas centrales se justifica en "el deterioro" causado hasta la fecha por la misma empresa.
El ministerio reconoce que el ecosistema está "actualmente muy degradado o casi inexistente entre las presas y los respectivos retornos" y considera que el principal efecto ambiental del proyecto, con el que se turbinará el doble de agua, "será la recuperación del ecosistema fluvial sobre unos tramos de cauce en que el Miño está actualmente seco por efecto de los aprovechamientos preexistentes".
"Para garantizar que se cubra de agua la parte seca del embalse situada entre las dos presas, la hidroeléctrica tiene que soltar 10 metros cúbicos de agua por segundo", sostiene Pedro Brufao, presidente de la asociación Ríos con Vida. Ha sido una de las condiciones que el ministerio puso a la empresa, que la ha recurrido.
Los embalses de Os Peares y Belesar forman parte del rosario de centrales que se suceden en el Miño, fragmentándolo. Pese su proximidad al Cañón do Sil, declarado Lugar de Interés Comunitario (LIC), el ministerio destaca que "ninguna de las actuaciones" se desarrolla en el lugar protegido. Tampoco prevé impacto, salvo el que pudiera causar "una eventual contaminación en el río Miño derivada del proyecto", aunque "con las medidas preventivas señaladas por el promotor, resultaría muy poco afectado" el entorno. Tampoco vislumbra "ningún impacto sobre el patrimonio cultural", ni ninguno otro significativo.