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GALICIA

30/09/2008 | Carmen Villar | SANTIAGO


La UE prevé que 40.000 gallegos sufran en 2090 inundaciones por la subida del mar


La Agencia Europea de Medio Ambiente augura que con el cambio climático Galicia tendrá mejores condiciones para el turismo estival que el Mediterráneo

HUGO BARREIRO

Entre dos mil y cuatro mil personas se verán afectadas cada año por las inundaciones en la franja costera. Este es el escenario que dibuja un informe de la Unión Europea para la década de los ochenta de este siglo si no se toman las medidas oportunas ante un cambio climático que tendrá como consecuencia un incremento de medio metro en el nivel del mar -en las previsiones más optimistas-.

No obstante, al cambio climático en Galicia se le podría aplicar el refrán de que "no hay mal que por bien no venga" ya que las mismas previsiones de la Agencia Europea de Medio Ambiente vaticinan también la crisis del turismo estival en el Mediterráneo en un escenario de alta polución. Mientras, se sitúa a la comunidad gallega como área "muy buena", junto al Norte de Castilla-León, como opción para tomar el relevo al Levante en verano. Sólo los Picos de Europa la superan en esta "nota" establecida por la Unión Europea y que viene definida por el llamado "índice de confort turístico".

Hasta ahora toda la costa de la Península Ibérica estaba calificada por la Unión Europea como zona de bajo riesgo de inundaciones y se estimaba que estas podrían perjudicar como máximo a unas dos mil personas por año. No obstante, la subida del mar hará que en Galicia el riesgo se duplique. Lo mismo ocurrirá en la vecina Asturias, las Baleares y en Andalucía, aunque los peores pronósticos los tiene Euskadi, comunidad en la que se calculan para la década de 2080 entre seis mil y ocho mil afectados al año por inundaciones costeras.

Por el contrario, los ríos no darán tantos disgustos. Los expertos especulan que, si no se reducen las emisiones atmosféricas de CO2, los daños producidos por inundaciones fluviales en el período comprendido entre 2071-2100 serán entre un diez y un veinte por ciento menores a los producidos por la misma causa entre 1961 y 1990. Esto se debe a que el informe pronostica que los ríos gallegos perderán caudal medio y que esto afectará incluso a las crecidas. Así, para la cuenca formada por el Miño-Sil, advierten de un descenso del caudal medio de entre un diez y veinte por ciento, algo que también podría redundar, y no precisamente para bien, tal y como advierte el informe, en la producción hidroeléctrica.

Si este modelo de altas emisiones fuera el correcto, si no se adopta ninguna medida para evitarlo o corregirlo, la Unión Europea augura un futuro negro para la agricultura en la comunidad, ya que calcula que los rendimientos de los cultivos caerán entre un 15 y un 30%. Incluso en una especulación menos alarmista, este rendimiento caería como mínimo diez puntos.

En general, la Europa que sale ganando con el cambio climático, si es que alguien puede ganar, es la del Norte, ya que el rendimiento de los cultivos en esta área se incrementará y sus temperaturas atraerán más al turista que las de un Mediterráneo con problemas de agua.

No obstante, en todos los modelos con los que trabajan los expertos que participan en el informe de la UE existe poco lugar para la esperanza, al menos si esta se mide en número de desastres naturales y de costes económicos, no sólo por las pérdidas patrimoniales, sino también por motivos sanitarios debidos a la posible presencia de enfermedades tropicales.

En el "futuro inmediato", advierten los especialistas, las pérdidas por desastres naturales vinculados al clima se incrementarán y la situación se agudizará en la segunda mitad de este siglo hasta un punto en el que superarán incluso a la media de crecimiento económico.

Sólo en lo que se refiere a inundaciones, las pérdidas se multiplicarán por diez en el peor escenario. En ese mismo modelo se estima que habrá que dar por perdidos entre 2.000 y 17.000 kilómetros cuadrados de tierra por inundaciones marinas y que hasta 1,3 millones de personas de todo el continente podrían llegar a sufrir las consecuencias.

Los sucesos climáticos "extremos" (olas de calor, sequías y lluvias torrenciales) se darán con más frecuencia e intensidad y el número de personas que los sufrirán también. Asimismo, en España prevén que la demanda de electricidad en verano para aliviar el calor igualará e incluso superará a la del invierno.

Los expertos también recuerdan que el cambio en la temperatura del océano provocará variaciones en la distribución de las especies y recomiendan a la Unión Europea que reformule sus políticas pesqueras. A esta suman una serie de medidas que se resumen en una: "adaptación". Los costes de la inacción, resumen, serán mucho más elevados que el tomar medidas preventivas.




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