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GALICIA

09/07/2008 | Julio Pérez | VIGO


La Xunta impulsa la creación de un gran grupo energético de capital gallego


Las consellerías de Economía e Innovación ya contactaron con varios empresarios de la comunidad para analizar el proyecto, en el que se incluye la posibilidad de que la empresa sea distribuidora de electricidad


En el seno del Gobierno gallego hay una espina clavada desde que el grupo ACS y su presidente, Florentino Pérez, arrebataron a la alianza gallega formada por Amancio Ortega, Jacinto Rey y Caixanova el acuerdo, prácticamente cerrado, que tenían con el Santander para hacerse con sus acciones de Unión Fenosa y tomar el control de la tercera eléctrica española. Una operación en la que las consellerías de Innovación y de Economía tuvieron mucho que ver, aunque oficialmente sólo quisieron reconocer que estaban al tanto de ella. Las mismas reticencias que muestran ahora para hablar del nuevo intento que tienen entre manos para dar a luz una gran empresa energética con capital gallego. El concurso eólico, que permitirá a la comunidad consolidar una de las grandes bazas de su futuro como generador eléctrico, colocará previsiblemente a muchos inversores gallegos en la posición adecuada para liderar, junto con la Xunta, una sociedad que pueda estar presente en muchos de los sectores energéticos gallegos. Desde la eólica, a la biomasa, pasando por el biodiésel e, incluso, la mareomotriz. Los contactos entre San Caetano y varios empresarios ya han comenzado.

Con la máxima prudencia y discreción. Desde los departamentos que dirigen el socialista Xosé Ramón Fernández Antonio y el nacionalista Fernando Blanco guardan absoluto silencio. Sobre todo, porque de por medio hay un concurso oficial "absolutamente transparente", el que repartirá los casi 2.500 megavatios (MW) de energía eólica a instalar en la comunidad hasta 2012, con un centenar de solicitudes..

Sin embargo, fuentes conocedoras de las conversaciones de la Xunta con los posibles promotores de la nueva empresa confirman la existencia del acercamiento e, incluso, aseguran que la Administración gallega cuenta con un análisis de mercado para ver las posibilidades que tendría un nuevo operador, con sede en Galicia y capital íntegramente gallego, y en el que podría además participar de forma indirecta el Gobierno de la comunidad con la presencia en el accionariado de los parques de aerogeneradores y subvenciones mediante el Instituto Galego de Promoción Económica (Igape) o cualquiera de las firmas de capital riesgo que tutela Economía.

Todo dependerá, insisten las fuentes, del resultado final del concurso eólico, al que se han presentado planes industriales -uno de los requisitos fijados en la base del concurso- ligados a otras actividades del sector, a través de sociedades que muchos de los grandes inversores de la comunidad -Manuel Jove, Jacinto Rey, Epifanio Campo, Manuel Cortizo, Jacobo Couceiro, Amancio Ortega, además de las cajas de ahorros gallegas y el Banco Pastor- han creado para optar a las concesiones.


Para trabajar como generador de electricidad, la empresa únicamente tiene que darse de alta ante el Ministerio de Industria y la Comisión Nacional de la Energía. Pero el proyecto va a más. Al Gobierno gallego le interesa que la eléctrica pueda distribuir energía, venderla a los consumidores. El requisito es similar. La complejidad está en este caso en la red para repartir la energía a hogares y empresas, que tendría que alquilarla a otros operadores.



El viejo tesoro de Galicia

Dónde se han refugiado todas las grandes fortunas que apostaron por invertir en el ladrillo y que buscan ahora una salida a la crisis? ¿Cuál es el otro gran sector en el que se apoyan los grupos constructores, reconvertidos ahora en complejos holding de servicios? Pues sí, en la energía. Una actividad en la que Galicia puede presumir de veterana. Los aprovechamientos hidroeléctricos y las centrales de carbón de As Pontes y Meirama la convirtieron en un polo energético de referencia en toda España. El despegue de la eólica consolidó su posición, sin contar que llegará a 2012 con el doble de potencia en aerogeneradores de la que tiene ahora. La puesta en marcha de los ciclos combinados, la entrada con fuerza de la biomasa y la solar... De la comunidad sale actualmente el 10% de toda la electricidad que se consume en España.

Las térmicas son, de momento, la fuente principal del parque de generación eléctrica de Galicia. Su producción, la de las plantas que Endesa tiene en As Pontes y Unión Fenosa en Meirama, alcanzó los 12.826 gigavatios (GW) en 2006, los últimos datos que hay sobre el balance energético de la comunidad. Por detrás está la hidráulica, con más de 3.000 MW instalados, entre las que venden en el régimen ordinario y el régimen especial -subvencionado, con retribuciones por parte del Ministerio de Industria-, que hace dos años alcanzó casi 7.500 GW de electricidad. Las pequeñas y grandes centrales han sido, hasta ahora, el gran tesoro de las renovables en Galicia. Un puesto que disputan ya con la eólica: 2.900 MW en funcionamiento, otros 1.000 a punto y los 2.500 que distribuirá antes de que acabe el año el histórico concurso de la Consellería de Innovación. En 2006, los parques generaron casi 6.000 GW.

Con el nuevo decreto para la biomasa -que contempla hasta ocho plantas-, la potenciación de la solar y la mareomotriz, Galicia aspira a llegar a 2012 con un 95% del consumo de energía cubierto con las fuentes limpias. Un nuevo impulso para un sector en el que Galicia destaca como exportadora: ante el constante crecimiento de la demanda de electricidad, el 30% de la que se genera aquí sale hacia otras comunidades y también hacia Portugal.



Un nuevo intento tras la frustración con Unión Fenosa

La aspiración no es nueva. El potencial energético de Galicia se plasmó allá por el 1940, con el nacimiento de Fuerzas Eléctricas del Noroeste. El germen de Unión Fenosa, nacida de manos del Banco Pastor, que se ha ido haciendo menos gallega conforme crecía. Primero, con su fusión con la madrileña Unión Eléctrica. Y después, con su salida a Bolsa, que inundó la compañía de nuevo capital para financiar su expansión. Fuera quien fuera su dueño, el propietario del paquete mayoritario de acciones que daba el control de la sociedad, siempre con guiños a Galicia, por la cantidad de recursos que todavía sigue explotando en la comunidad, donde mantiene una sede corporativa. Las decisiones, eso sí, se toman en Madrid.

Y en septiembre se rozó el "milagro". La ansiada "regalleguización" del grupo, que tanto deseaba el bipartito de la Xunta para tener un estandarte a su política energética convertida en una nueva arma para "hacer país". El dueño de Inditex, Amancio Ortega; el de Construcciones San José, Jacinto Rey; y el entonces director general de Caixanova y hoy presidente, Julio Fernández Gayoso, daban la campanada: había un trato con Emilio Botín para comprarle al Santander su 22% del capital de Unión Fenosa. La eléctrica se acostaba con la vuelta a los orígenes y se levantaba con una foto de Florentino Pérez, presidente de ACS, y de Botín, con un nuevo acuerdo multimillonario -2.219 millones de euros, a razón de 33 euros por título, un 24,3% por encima de su cotización- que hacía polvo en cuestión de horas el aspirado objetivo del gran grupo energético gallego.




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