La Comisión Europea considera que los residuos nucleares depositados a principios de los 80 en la fosa atlántica, a 600 kilómetros de las costas de Galicia, plantean un peligro "insignificante" para la salud de las personas y para el medio ambiente marino. Aún así, el comisario de Energía, Andris Piebalgs, recordó que desde diciembre del año pasado los Estados miembros de la UE están obligados a realizar estudios periódicos sobre los riesgos radiactivos del medio marino.
Así lo explicó ayer el comisario en una respuesta escrita a una interpelación planteada por el eurodiputado de Convergència i Unió, Ignasi Guardans, y el del PNV, Josu Ortuondo. Los dos parlamentarios preguntaron al Ejecutivo comunitario sobre la situación actual de esos vertidos y sobre los posibles riesgos de contaminación del medio marino y los efectos sobre las zonas costeras gallegas.
Los residuos radiactivos fueron arrojados al mar frente a la costa gallega a principios de los ochenta y desencadenaron la movilización de toda la sociedad gallega en contra del depósito de esos bidones cargados con restos procedentes de centrales nucleares. Durante más de treinta años ni la UE ni el Gobierno español realizaron ningún estudio sobre el estado de ese cementerio nuclear o su impacto sobre el medio marino.
El comisario de Energía desveló ayer, sin embargo, que el Ejecutivo comunitario sí dispone de estudios generales sobre los efectos de la radiactividad en medios marinos. "La contribución de los vertidos históricos de residuos nucleares en el mar a la dosis colectiva de la población de la Unión Europea procedente de la radioactividad antropogénica de las aguas marinas del Atlántico nororiental es insignificante", aseguró Piebalgs.
Los estudios concluyeron también que "a la luz de los conocimientos actuales, la radioactividad de las aguas marinas del Atlántico nororiental no podía tener efectos nocivos para los ecosistemas marinos". El comisario recordó que hasta 1982 se utilizaron diversos emplazamientos de inmersión de residuos nucleares, fundamentalmente en el Atlántico nororiental, donde se encuentra la fosa atlántica. En 1993, en el marco del Convenio de Londres, se prohibió el vertido al mar de residuos radiactivos.
Piebalgs explicó que una nueva norma comunitaria aprobada por el Parlamento Europeo en diciembre de 2007 obliga a los Estados miembros a realizar de aquí a 2012 una primera evaluación del estado del medio marino y analizar los riesgos medioambientales y radioactivos. Esta evaluación servirá de punto de partida para una verificación periódica cada 6 años. En todo caso, el comisario dejó claro que "la Comisión seguirá prestando atención a esta cuestión".