La presencia de restos fecales en las aguas costeras gallegas sigue siendo uno de los marcadores que determinan con más precisión el preocupante nivel de contaminación de la práctica totalidad de las rías. Los planes autonómicos (cuya base es la puesta en marcha de 20 nuevas depuradoras) permitieron a España eludir el mes pasado la multa millonaria que la Unión Europea iba a imponer por la excesiva presencia de coliformes fecales en la ría de Vigo, pero los proyectos se encuentran en su mayoría en fase de tramitación y ejecución por lo que todavía no se puede ver su grado de eficacia.
La Federación de Confrarías de Galicia estima que mientras las infraestructuras previstas por la Xunta no entran en funcionamiento más de la mitad de las aguas costeras de la comunidad se están viendo afectadas por una presencia exagerada de bacterias E. coli y otro tipo de coliformes procedentes de aguas residuales domésticas. Un estudio encargado por la propia federación evidencia que, tras tomar 57 muestras de agua a lo largo del litoral entre Ribadeo y A Guarda, el 63,2% de las muestras presentaron una concentración de coliformes fecales superior a 25.000 unidades por cada 100 mililitros.
Normativa europea
Según las directrices europeas sobre calidad de las aguas, se considera que son aptas para el baño las que cuenten con menos de 200 unidades de coliformes por 100 mililitros. Para navegar y pescar el límite máximo se sitúa en 1.000, es decir 24.000 menos que las detectadas en la mayoría de las muestras tomadas.
El mismo estudio encargado por la Federación de Confrarías indica que el 96% de las muestras de bivalvos tomadas en las rías gallegas superan también los límites establecidos para el consumo humano, o lo que es lo mismo, 230 unidades de coliformes por cada 1.000 mililitros.
«Los coliformes no son los únicos agentes contaminantes que hay en las rías. Metales pesados, hidrocarburos, aceites, compuestos industriales, plásticos y otros están presentes en mayor o menor medida en todas las rías, aunque afortunadamente nuestra costa tiene una capacidad de regeneración impresionante, porque de lo contrario no se podría hacer nada en ellas, ni bañarse, ni pescar, ni nada», señala Xan López, secretario de la citada agrupación.
Que pague quien contamine
Los pescadores, que elevaron su informe a la Fiscalía del Tribunal Superior de Xustiza, esperan que sea la Justicia la que determine la necesidad de realizar análisis más pormenorizados de las aguas gallegas, «y sobre todo determinar de quién es la responsabilidad, para que sean los culpables quienes paguen», añade López, quien considera «infumables los gastos en palacios de congresos y otras obras faraónicas, mientras no hay siquiera capacidad de control de la contaminación sobre un bien que determina en gran medida la economía gallega».
Desde la Consellería de Medio Ambiente se reconoce como preocupante la situación de las rías, aunque se estima que solo es cuestión de tiempo cambiar el signo de dicho panorama. Desde su llegada a la Xunta el actual Gobierno ha aprobado la inversión de 652 millones de euros en mejorar o crear infraestructuras de saneamiento, de los que 15,2 millones se gastarán en medidas de emergencia.
La Consellería de Medio Ambiente tiene identificadas hasta 19 depuradoras del litoral sin ningún tipo de tratamiento de desinfección de sus aguas, sistema con el que se evitaría el vertido de líquidos con presencia de coliformes fecales. Al margen de las plantas que vierten directamente a las rías por no tener capacidad de asumir el caudal que les llega, como son los casos de Vigo o A Coruña, el llamado sistema terciario de depuración acaba de ser terminado en Pontevedra, Soutomaior y Cangas, mientras que están en obras en Redondela, Rianxo y Boiro, y se prevé implantar en Betanzos, Cabanas-Pontedeume, Miño, Sada, Cee-Corcubión, Meaño, Padrón-Lestrove, Vilagarcía, Ponteceso, Neda, Muros-Noia, Bueu y Sanxenxo.
«Chegamos ao Goberno só hai tres anos, e nese tempo puxemos as bases para solucionar dezaseis anos de descuido e de obviar o saneamento das rías», señala un portavoz de la consellería, para quien además significa una revolución la puesta en marcha de 13 nuevas depuradoras, y que se estén ultimando otras siete. Con dicho programa de saneamiento, la Xunta estima que el 100% de las poblaciones con más de 2.000 habitantes y que vierten a las rías estarán conectadas a redes de depuración, con lo que la calidad de las aguas costeras debería mejorar de una manera drástica.
La ría de Vigo es en la que la Xunta prevé una actuación mayor, con la inversión de 184 millones de euros; seguida de la de Ferrol, 168 millones; A Coruña, 126; y Arousa, otros 42, del montante total de 652 millones previstos para cumplir con las directrices europeas.
En 1983 hasta 2.600 mariscadores tenían carné para trabajar en la ría de O Burgo. Los bancos se extendían a lo largo de sus dos márgenes ocupando la casi totalidad de los cuatro kilómetros de orilla entre los puentes de O Burgo y A Pasaxe. Hoy hay solo 144. La mayoría conforman el colectivo de a pie. Es tarea mayoritariamente femenina, y muchas de las trabajadoras superan los 40 años de edad. Los hombres lo hacen a flote, en 39 embarcaciones que tienen permiso para faenar en estas aguas, cuando pueden.
Desde hace casi un año, extraer legalmente berberecho o almeja de los bancos de A Pasaxe, únicos que resisten el paso del tiempo, es tarea escasamente rentable. Las alarmas se disparan cuando se conocen los resultados de las analíticas realizadas por la Xunta en el agua y el marisco. Los últimos datos de los que dispone la Cofradía de Pescadores de A Coruña, del pasado diciembre, sitúan estos niveles seis veces por encima de lo admisible. Entre 36.000 y 54.000 coliformes presentes en cada cien gramos de carne de molusco, frente a los 6.000 que figuran como tope recomendable. Los conductores que usan A Pasaxe como acceso a A Coruña soportan desde principios de mes cortes de tráfico de protesta a primera hora de la mañana. Ayer los mariscadores lo volvieron a hacer. Fueron solo cinco minutos, pero afectaron a la circulación en una zona ya de por sí congestionada. Protestan por la contaminación y porque no están de acuerdo con las ayudas fijadas por la Xunta, ni en el tiempo ni en las cantidades, para compensarlos por la pérdida de actividad. En O Burgo se extraían de media entre 75.000 y 80.000 kilos anuales de almeja fina y babosa, los productos más rentables. En el 2007, esta cifra fue anecdótica: solo 1.559 kilos. La cofradía de pescadores ha presentado, desde el pasado agosto, siete denuncias por vertidos en la ría. Una de ellas ya se ha archivado y las otras seis están todavía pendientes de resolución. Las sanciones por contaminar son elevadas, pero los casos en los que se aplican son pocos. El patrón mayor de la cofradía, Manuel Cao, asegura que hay ocho puntos en que se producen vertidos de forma habitual, además de otras fugas puntuales como la registrada el viernes: material contaminante en O Temple y un centenar de peces muertos.
Cerca de 28.000 millones de litros no se depuran cada año | Seis denuncias por vertidos sin resolver desde agosto
La Unión Europea tiene el ojo puesto sobre la ría viguesa. Científicos, ecologistas y pescadores no consideran que sea la que se encuentre en peor estado de todas las gallegas, pero lo cierto es que la presión urbanística, humana e industrial que soporta hace que, al menor descuido, el marisqueo se convierta solo en una referencia del pasado y el baño pueda llegar a restringirse en algunos puntos.
La UE ha dado un margen de confianza a la Xunta y al Gobierno central para que pongan en marcha la tercera depuradora de Vigo y mejoren la de Teis, y así garantizar la salubridad de las aguas marisqueras, que debido a la alta presencia de coliformes fecales originó un expediente europeo. El archivo de la sanción ha ahorrado al Estado el pago de al menos veinte millones de euros, aunque la UE mantiene abierto un segundo procedimiento de infracción contra España por incumplir una directiva de saneamiento y aguas residuales en la ría viguesa y cerca de 200 puntos más del litoral español. Y no es de extrañar porque la ría que concentra el mayor volumen de población de Galicia a su alrededor soporta un nuevo vertido masivo sin tratar cada tres días. Al año, las aguas que bañan desde las Cíes hasta Ponte Sampaio reciben 28.000 millones de litros con residuos de todo tipo, cantidad con la que se podrían llenar los dos embalses que abastecen de agua potable a los vigueses y a una buena parte de los vecinos de su área metropolitana.
El 75,4% de los vertidos son de naturaleza biodegradable, originándose la mitad de ellos en las deficiencias de las redes de saneamiento municipal. Siendo preocupante dicha cantidad, aún lo es más la presencia cada vez mayor de metales pesados y sustancias peligrosas, incluso productos de síntesis cuya fabricación está prohibida en Europa desde hace años, debido a su toxicidad y al ser altamente cancerígenos. El plomo está muy presente también en el fondo de la ría, en el entorno de San Simón. Arsénico, zinc, cadmio y cobre aparecen igualmente en las aguas de la ría, en dosis tan fraccionadas que pueden ser fácilmente asimiladas por los peces y moluscos. Esas sustancias, a juicio de los científicos, pueden tardar en depurarse miles de años, aunque para algunas como las más tóxicas no hay soluciones naturales.
Aunque su salud es mejor que la de otras rías, Arousa dista mucho de estar en plena forma. La gran potencia marisquera de la costa gallega mantiene un duro pulso a una contaminación motivada, en la mayoría de los casos, por las carencias de las redes de saneamiento. Los problemas comienzan ya en la bocana. En Ribeira, el Concello sigue pendiente de que Medio Ambiente dé el visto bueno a su tercera propuesta para ubicar la depuradora de Couso, una gran obra que permitiría acabar con una fuente permanente de vertidos. En la otra entrada a Arousa, O Grove, el Ayuntamiento ha iniciado los trámites para la construcción de una depuradora -hasta ahora inexistente en este municipio de 13.000 habitantes-, pero la oposición vecinal a la ubicación elegida amenaza con ralentizar el proyecto.
Los problemas prosiguen ría adentro. Algunos, como la escasa capacidad de la depuradora de Cambados, ya han sido solucionados. Otros, como la mejora de la de Pontecesures y la construcción de la de Catoira, tienen ya una dotación presupuestaria asignada.
Pero la gran asignatura pendiente en el saneamiento de la ría de Arousa pasa por limpiar los ríos que van a desembocar en estas aguas. Para el Umia, la Diputación de Pontevedra ha diseñado una red de minidepuradoras que está parcialmente en funcionamiento. Aunque sea con una lentitud excesiva, los pasos para sanear Arousa se van dando.
Después de la conexión de los principales núcleos urbanos de la ría de Pontevedra al saneamiento, solo algunas parroquias del medio rural de la capital y los núcleos más altos de los municipios de Marín, Bueu y Poio continúan sin estar conectados a la red de saneamiento que recorre la ría. En el capítulo de vertidos industriales, el complejo de Ence en Lourizán es el principal aportador de residuos, si bien estos se efectúan con arreglo a los baremos dictados por la ley.
El puerto de Marín, otro de los puntos tradicionalmente conflictivos, ha realizado una completa obra en los últimos meses para conectar toda su red interna al saneamiento del municipio, y enviar sus residuos así a la depuradora de Os Praceres, que se encarga del procesado de todos los residuos antes de que estos se liberen en la ría de Pontevedra.
En lo que respecta a Poio, donde el saneamiento es una asignatura pendiente en un 5% del municipio, el Concello reconoce que sí quedan algunos focos puntuales procedentes de pozos de bombeo y clandestinos, como el que se produjo la semana pasada en la playa de Chancelas.
La situación es similar en Marín, donde una mala planificación de colectores y bombeos desencadena vertidos puntuales por saturación de los colectores. En la ciudad de Pontevedra son frecuentes los vertidos al río Gafos, que desemboca en el complejo que forma el Lérez con la ría de Pontevedra.
A ambas márgenes de la ría de Ferrol conviven alrededor de 130.000 vecinos con un entramado de redes y canalizaciones de agua que terminan en un estrecho estuario de apenas 27 kilómetros cuadrados, una ría que recibe por segundo unos 1.300 litros de restos fecales sin tratamiento alguno. Es así desde el principio de los días. Su depuración es una cuestión de salud, de medio ambiente (es una de las tres rías más ricas de Galicia en variedad biológica) y también de interés económico. Pero la ría está declarada zona C por la Consellería de Pesca por sus altos índices de contaminación. Por ello, a los mariscadores se les impide la venta de producto fresco.
La solución más inmediata -hay otras causas del deterioro de la ría, como los rellenos, cuyo remedio es mucho más complejo- pasa por una estación depuradora de aguas residuales, una al menos por cada ribera de la ría. Con el calendario actual de obras en una (la de la margen norte, con Ferrol, Narón y Neda) y de tramitación la segunda (la margen sur, con Fene, Mugardos y Ares), no se espera que puedan estar en funcionamiento antes del 2010. Es la fecha estimada para terminar las dos plantas de tratamiento y sus tuberías mar adentro, donde arrojarán las aguas entonces ya depuradas.
Esa fecha, si finalmente se respeta, supondrá que las Administraciones públicas han demorado la solución a este problema durante veinte años, pues el primer Consello de la Xunta que abordó la necesidad de tal actuación data de 1991.
La salud de la ría de Corcubión está lastrada por la presencia continuada de vertidos desde el accidente del Prestige. El saco de ría que comparten los concellos de Corcubión y Cee padeció en un primer momento una muy elevada concentración de hidrocarburos, que incidió negativamente en la vida de los bivalvos -los bancos estuvieron muchos meses cerrados al marisqueo-.
Aunque la Xunta nunca determinó la raíz del problema, tras unas reformas realizadas por la empresa Ferroatlántica la concentración de hidrocarburos disminuyó. Un estudio demostró después que en determinados puntos hay una elevada presencia de metales pesados que nunca fueron tratados.
Desde que Pesca aplicó los criterios de medición de fecales marcados por Europa, el saco de la ría quedó catalogado como zona C. Es decir, el marisco no se puede vender para su consumo en fresco por la alta concentración de bacterias procedentes de aguas sin depurar.
El municipio de Muros carece en la actualidad de red primaria de saneamiento. Y si bien es cierto que las obras para dotar a la localidad de dichas infraestructuras se están ejecutando en estos momentos, también lo es que se trata solo de una primera fase. Se halla igualmente en construcción la estación depuradora de aguas residuales de Louro, que dará servicio a este núcleo, al casco urbano de Muros y a Serres. Por otra parte, está en fase de contratación la instalación de otra planta de tratamiento para los vecinos de la zona de Esteiro, Tal y Abelleira.
La previsión oficial es que tanto la red primaria de saneamiento como la secundaria no funcionarán a pleno rendimiento hasta el 2012.
En cuanto a Noia, este concello sí dispone de depuradora, pero solo trata menos del 50% de los vertidos generados por la población, por lo que todos los líquidos restantes van a parar directamente a una de las rías de mayor producción marisquera.
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