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La Voz de Galicia

GALICIA


Galicia importa ya el 73% de toda la energía que consume

16/12/2007 | Tomás G. Morán | GALICIA


La tasa ascenderá al 83% cuando cierren, en próximos días, las dos minas de carbón de As Pontes y Meirama


Galicia sigue siendo una de las principales potencias energéticas de España, puesto que el agua de sus ríos, el carbón de sus minas y el viento que sopla en uno de los pasillos eólicos más fértiles del mundo le permiten producir el 9,4% de toda la energía primaria del país. No obstante, la capacidad de autoabastecimiento se reduce año a año, debido fundamentalmente al incremento desaforado del consumo -en torno a un 5% anual, un punto y medio por encima de la media española-, a un prolongado descenso de la pluviosidad que repercute en la energía hidráulica y al agotamiento del carbón autóctono.

El último balance efectuado por el Instituto Enerxético de Galicia, correspondiente al 2005, revela que la comunidad apenas es capaz de producir el 26,5% de la energía que necesita para generar electricidad, calor y los productos petrolíferos que consumimos a diario en el transporte. Dicho de otro modo, Galicia tiene una dependencia energética del 73,4%, dos puntos y medio más que el año anterior. La cifra aún está por debajo de la tasa española (85,1%), pero muy por encima de la media europea (56%), que ha reforzado su capacidad de generación energética con la entrada de grandes proveedores como Polonia o la República Checa.

Pero ese balance del 2005 va a empeorar de forma notable en pocos días. Antes de que finalice el año, Galicia perderá el 51% de su energía primaria autóctona con el cierre de las dos grandes minas de carbón, las de As Pontes y Meirama. Coincidiendo casi en el tiempo con la entrada en vigor del Protocolo de Kioto, Endesa y Fenosa han agotado sus yacimientos de lignito pardo tras más de tres décadas de explotación intensiva. Las empresas mantendrán, e incluso aumentarán, su capacidad de generación, pero lo harán con hulla subituminosa de importación -más barata, más abundante, más calorífica y menos contaminante que el lignito-, y con gas, que también llega del exterior. Galicia gana, pues, en eficiencia y calidad medioambiental, pero pierde en capacidad de autoabastecimiento.

Con el cierre de las dos minas, suponiendo que se han mantenido constantes la capacidad hidráulica, la generación con biomasa y residuos, y considerando el incremento previsto del parque eólico, la comunidad perdería en los próximos días un 24% de su energía neta -descontadas las pérdidas por la ineficiencia de las materias primas, de hasta un 66% en el caso del lignito pardo-. Si se tiene en cuenta que el consumo habrá crecido en tasas de un 5% anual desde el 2005, se puede concluir que la dependencia energética gallega se disparará hasta el entorno del 83%, cifra que nos acerca ya a la media española y nos sitúa a la cola europea en capacidad de explotación de los recursos propios, superando sólo a Italia, Irlanda, Letonia, Luxemburgo, Portugal y Chipre.

Materias primas

En total, y sin contar las pérdidas, Galicia procesó en el 2005 una energía primaria de 13.294 kilotoneladas equivalentes de petróleo (ktep). El 21% correspondió a productos autóctonos: lignitos pardos, energía hidroeléctrica, eólica, biomasa y residuos forestales, aceites reciclados de vehículos y barcos, neumáticos, grasas animales y otras energías residuales de procesos industriales. El otro 79% procedió del exterior, en forma de crudo de petróleo, gasolinas, gasóleos, fuelóleo, alcohol, coque, propano, butano, gas natural, hullas, antracita, electricidad y cereales para la producción de bioetanol.


Tras los procesos productivos, y sus consiguientes pérdidas, Galicia dispuso de 9.616 ktep de energía. De ellos, el 35% fue exportado fuera de la comunidad en forma de productos petrolíferos, electricidad y biocombustibles. El resto fue para consumo propio. La mayor parte, un 41%, como combustible para el transporte. Otro 30% fue destinado a producir calor, sobre todo para procesos industriales. El resto se consumió en forma de electricidad, yendo para el uso doméstico apenas un 5,6%.

La comunidad acapara el 0,14% de los recursos mundiales, casi el doble que su peso económico

Galicia padece una elevada dependencia de los hidrocarburos que son más volátiles en cuanto a precios y cuya presencia se concentra en países problemáticos. El 57% de la energía primaria que se consume en la comunidad es crudo o productos derivados del petróleo, un recurso que ha multiplicado su precio por cinco en los últimos seis años. Esa tasa de dependencia supera en cuatro puntos a la media española. La demanda ha crecido en las últimas cuatro décadas a una media superior al 4%, frente a un incremento mundial de sólo el 2,5%. En cambio, Galicia depende menos del gas, apenas un 4% frente al 16% español. En estas cifras, correspondientes al 2005, no se tienen en cuenta los ciclos combinados de Sabón y As Pontes ni la regasificadora de Mugardos, instalaciones que han comenzado a consumir gas en los últimos meses.

El consumo de carbón (24%), provocado sobre todo por las centrales térmicas de Meirama y As Pontes, sigue duplicando la tasa española. También el peso de la energía eléctrica (9,4%) dobla la media, debido a que en la comunidad se asientan algunos de los principales consumidores industriales, como Alcoa o Ferroatlántica.


Con estas necesidades energéticas, Galicia depende sobre todo de cuatro países: Indonesia, México, Argelia y Libia, tres de ellos considerados inestables por cuestiones como el terrorismo, conflictos étnicos o unos regímenes políticos poco predecibles. Esa dependencia es menor respecto a otros proveedores como Rusia, Nigeria o Arabia Saudí, que tienen gran peso en la mezcla energética española. La Venezuela de Chávez tiene una repercusión relativa en la planificación energética gallega: el 9,1% del crudo que importa la refinería de A Coruña procede de la república bolivariana.


En total, en el 2005, Galicia consumió energía primaria equivalente a más de 260.000 barriles diarios de petróleo, lo que supone el 0,14% del total consumido en el mundo (más de 205 millones), pese a que el peso de la economía gallega es sólo del 0,095%, poco más de la mitad.


Este diferencial es inverso al caso español. España consume el 1,5% de la energía primaria mundial, y su PIB representa el 2,25%. Teniendo en cuenta que la economía gallega sigue creciendo por encima de la media española -4,2% frente a 3,8%-, no es difícil pronosticar que la demanda gallega de energía seguirá aumentando a ritmos muy superiores a la media mundial y, hasta que el cambio del modelo energético gallego, de apuesta por las renovables a costa de los hidrocarburos, sea un hecho, la dependencia energética del exterior continuará su escalada.

La solución es de color verde

La importancia de tener energía y la estrategia de la Xunta para conseguirlo

El siglo XXI se ha iniciado con una crisis energética en el mundo desarrollado, que ha tenido una gran repercusión en el escenario económico global. En poco tiempo, la producción de petróleo comenzará a disminuir, mientras la demandan mundial, ligada al crecimiento de la población y a la aparición de nuevos países emergentes, no deja de crecer. El futuro a medio plazo es el gas, que también tiene fecha de caducidad, por lo que a la larga el mundo ya busca un modelo al margen de los hidrocarburos y que además sea sostenible para frenar el cambio climático.

En ese contexto se ha reavivado el debate sobre la energía nuclear, imbatible desde el punto de vista de la eficiencia, pero que no ha solucionado el problema de los residuos ni ha logrado acabar con los recelos sobre la seguridad. La otra alternativa, por la que apuesta decididamente el Gobierno gallego, es de color verde, pero habrá que esperar algunos años para que este esfuerzo tenga una repercusión en términos relativos.

Con el cierre de las dos minas de lignito, el 98% de las energías explotadas en Galicia procederán de fuentes renovables. Sumando las importaciones, ese porcentaje cae al 10,6%, que no obstante está muy cerca del 12% marcado como objetivo para el 2012 por la Unión Europea. Actualmente, Galicia ya genera el 25% de la energía limpia que se produce en España, y el Gobierno gallego pretende que en el 2020 el 90% de la electricidad que se consume en la comunidad proceda del agua, el viento, las olas, el sol o los recursos forestales.

Fuentes de la Consellería de Industria explican que el objetivo de la Administración gallega «é controlar o consumo e cubrir o máximo de consumo interno en base a recursos propios (eólica, biomasa, solar, hidráulica, ondimotriz, etcétera)». Para ello, explican, «a aposta polas enerxías renovábeis e os esforzos en aforro e eficiencia enerxética desde 2005 non teñen parangón con anos pasados». Lógicamente, matizan las mismas fuentes «os cambios sistémicos son lentos, e non se producen dun ano para outro, pero son os que permiten un cambio real». Respecto a los datos de dependencia energética, Industria estima que «moitos países desenvolvidos sairán cunhas cifras moito peores que as que se mostran para Galiza».




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