El flujo de agentes contaminantes se está reduciendo, pero cada vez hay más porque el medio no los elimina
La huella industrial de las últimas siete décadas quedará impresa durante milenios. Aunque no será una impronta positiva, sino un problema de gran envergadura para las generaciones venideras. Los científicos lo saben, y por eso no se cansan de repetirlo. Sobre todo en jornadas como hoy, cuando se celebra el día mundial de los océanos. Para conmemorarlo, el director del Centro Oceanográfico de Vigo, Alberto González Garcés, abría ayer la puerta de su despacho a la sociedad viguesa. Y desde allí decía lo que en los últimos días han asegurado un buen número de científicos: que los vertidos incontrolados ponen en peligro el ecosistema de la ría.
Sobre todo los de sustancias altamente contaminantes, como los metales sólidos que en tan alta tasa se encuentran en zonas de la ría como la ensenada de San Simón. O como las sustancias organocloradas, un grupo de compuestos químicos cancerígenos de elevada toxicidad que han aparecido pese a estar prohibidos en aguas de A Guía.
Contaminación que no se ve
>«Esos son los verdaderos contaminantes -reflexiona Alberto González Garcés-. Los vertidos orgánicos (los fecales) son biodegradables y, además, se ven, por lo que hay una presión social que hace que se tomen decisiones para mejorar la depuración, pero los metales pesados y los organoclorados no se ven y tardarán miles de años en depurarse. Y eso es preocupante, claro», comentaba ayer el director del Centro Oceanográfico de Cabo Estai, en línea con lo afirmado en los últimas días por otros investigadores, durante el simposio sobre vertidos que se celebra esta semana en el campus.Aunque en el análisis de González Garcés también hay datos para el optimismo. Por ejemplo, asegura que en los últimos años hay una tendencia que marca una «ligera disminución» de la contaminación por hidrocarburos y metales pesados, procedentes casi exclusivamente de la industria. «El problema en estos casos es que lo que llega se acumula sobre lo que había, porque tarda mucho en eliminarse. En el caso de los metales pesados, miles de años. Y en el de los organoclorados (los tóxicos detectados en A Guía) más: no hay nada natural capaz de eliminarlos, por lo que hay que seguirlos muy de cerca para evitar concentraciones peligrosas», explica.
Caracoles transexuales
Aunque parte del daño ya está hecho, como reconoce González Garcés. «El objetivo es que esas sustancias no lleguen a afectar nunca a la salud humana, pero ya hay elementos que están biodisponibles (pueden pasar a animales) y que pueden afectar a algunas especies, como el mejillón o la almeja. O como cierto tipo de caracol, en el que hemos observado cómo las hembras dejan de ser hembras para transformarse en falsos machos por culpa del estaño que se utiliza para pintar los barcos», concluye.
El presidente de la Confederación Hidrográfica del Norte, Jorge Marquínez, aseguró ayer en Vigo que la construcción de una nueva depuradora que ayude a sanear la ría «es una prioridad acuciante». Marquínez se desplazó a la ciudad para inaugurar las nuevas dependencias de la sociedad estatal Aquanorte en la calle Colón y para presentar a Rafael Díaz, que dirigirá el saneamiento de la ría.
Durante la visita, Marquínez detalló que durante el próximo año estará redactado el proyecto de la nueva depuradora que se construirá junto al Lagares en sustitución de la actual. «Le estamos dando la mayor urgencia posible a los trámites», recalcaba, antes de recordar que para el saneamiento de la ría hay consignados 108 millones de euros. Marquínez explicaba también que uno de los requisitos básicos es que la nueva depuradora se construya sin detener el funcionamiento de la actual, para evitar así más vertidos de los habituales.