El último chequeo efectuado por Augas de Galicia sobre la calidad de las aguas en la ría de Vigo explica bien a las claras la condena de la Unión Europea. La depuradora del Lagares vierte cada día al mar 166 millones de litros con carga contaminante. De ellos, 46 no reciben ningún tipo de tratamiento y los otros 120 van cargados de bacterias coliformes.
Los análisis realizados corresponden al mes de junio, que tuvo unas condiciones climatológicas normales y ausencia de lluvias. En la desembocadura del Lagares se detectaron concentraciones de 730.000 coliformes totales por cada 100 mililitros de agua. Esta cantidad está 73 veces por encima del límite establecido en la normativa comunitaria que regula la calidad de las aguas tanto para baño como para la cría de moluscos (10.000 por cada 100 mililitros).
También los coliformes fecales superan siete veces los máximos permitidos, ya que se han detectado 14.000 unidades por 100 mililitros. Las mayores aportaciones de este tipo las hacen las depuradoras de Soutomaior, Redondela y el barrio vigués de Teis.
Incapacidad
El principal problema, según la Consellería de Medio Ambiente, radica en que la estación de aguas residuales de Vigo no tiene ni capacidad suficiente para tratar todo el caudal que recibe (fue diseñada para 400.000 habitantes y está dando servicio a 600.000) ni sistemas de tratamiento terciario, que permiten eliminar los coliformes.
Los valores de metales pesados y compuestos organoclorados que se han encontrado en los moluscos bivalvos destinados a consumo humano, sin embargo, no superan los valores legislados.
Los técnicos de la Xunta aseguran que la carga contaminante de bacterias coliformes en la ría de Vigo es 800 veces superior a la que aportan todas las instalaciones industriales y procede en un 99,7% de la depuradora del Lagares.
De la auditoría de Augas de Galicia se desprende que las otras cinco estaciones depuradoras de la ría tienen una incidencia ínfima en la contaminación de las aguas. Para reforzar este dato, se apunta el porcentaje de muestreos realizados durante los últimos siete años sobre los niveles de coliformes. En el Lagares siempre se superaron los límites legales, en el 100% de las ocasiones.
Mejoras
El próximo año está previsto invertir, en mejoras para la principal planta de Vigo, alrededor de 13 millones de euros. La cifra no resolverá el problema de contaminación detectado por la UE, aunque permitirá disminuir sensiblemente la carga de coliformes, al implantarse el sistema de tratamiento terciario. Xunta y Concello están de acuerdo en que hace falta una gran depuradora. Los responsables municipales no se han atrevido a plantear una ampliación de la actual, pese a que el Concello dispone de 70.000 metros más de terreno en la zona.
Los vecinos de Coruxo que viven en torno a la infraestructura del Lagares, que no cuenta ni con diez años de vida pese a sus fallos, han vivido un auténtico calvario de olores y vertidos en los últimos años. El Concello pagó en ocasiones su traslado temporal a hoteles y ahora está dispuesto a pagar realojos.
La playa de Samil, la más concurrida de toda Galicia, también perdió su bandera azul hace dos años por los vertidos de la depuradora.
La ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, ha comprometido 160 millones de euros en una nueva depuradora y exige terrenos al Concello de Vigo, como viene haciendo la Xunta. Corina Porro defiende una alternativa que resulta un 150% más cara (400 millones de euros).
Ante la reactivación de la sanción de la UE, la alcaldesa ha resucitado informes de técnicos municipales que avalan su propuesta de construir una gran planta en el exterior de la ría, en el cabo Silleiro, en Baiona, para llevar los vertidos a mar abierto. Daría servicio a todos los municipios de la margen sur, pero el ayuntamiento implicado, Baiona, se ha opuesto de raíz.
El científico advierte que el caso vigués debería servir como toque de atención para el resto de las ensenadas gallegas
Ete científico del Instituto de Investigaciones Marinas de Bouzas hizo su primer estudio sobre la contaminación en la ría de Vigo hace 22 años.
-¿Por qué se ha llegado a esta situación?
-No sé qué es exactamente lo que pretende la UE, pero me da la sensación de que estamos ante un toque de atención en el que nos dice: «Con todo este entorno que tienes en la ría de Vigo, es difícil que el caldo sea bueno para el cultivo de bivalvos».
-¿A qué se refiere?
-La ría tiene casi 600 bateas de mejillón, cultivos de almeja, de berberechos, ahora de peces... A eso hay que sumarle las 500.000 personas que viven en las márgenes, el turismo, la industria de la pesca, los astilleros, el transporte de mercancías y la última moda, los puertos deportivos. Es una mina, un negocio que permite vivir a mucha gente, pero que va camino de no soportarlo todo y al final hará crac por alguna parte. Y el lado más débil son los seres vivos.
-¿Desaparecerá la pesca?
-No es irremediable, pero tal y como están las cosas... Los bancos de ostras ya han desaparecido, la sardina ya no entra, los berberechos hay que cultivarlos... Para mí, lo que ha ocurrido con la ría de Vigo es un toque de atención para las demás rías gallegas. ¿Qué queremos?, ¿tener de todo en todas las rías, o especializarlas y buscar una organización?
-¿Se resuelve buena parte del problema con la depuración de las aguas urbanas?
-La presión humana sobre la ría tendría que disminuir, pero no creo que lo vaya a hacer. Desde luego hay que tener una buena depuración y a lo mejor es mucho más interesante que los vertidos no vayan a la ría directamente, sino a un lugar de la costa. En A Coruña, la depuradora vierte en mar abierto, con lo cual el agua de la ría es mucho más limpia en este aspecto concreto.
-En este caso, ¿qué daña más, las aguas residuales o los vertidos industriales?
-Son diferentes y para cuantificarlos hay que disponer de todos los datos. El principal problema que se ve con los vertidos de la depuradora son los coliformes y habrá que tomar medidas. La industria produce metales pesados e hidrocarburos.