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La Voz de Galicia

GALICIA


La Lei do Solo permitirá edificar en un centenar de aldeas en áreas protegidas


01/03/2010 | María Cedrón
| RIBEIRA / MONFERO


La reforma del marco normativo pretende favorecer el asentamiento de población en esas zonas

«O meu sobriño quería facer unha casa aí, nun solar que ten aí abaixo, pero non lle deron permiso. Ao final marchou para Ribeira e mercou un piso». A Purificación Martínez, una vecina de Vilar, un lugar de la parroquia de Carreira ubicado en el complejo dunar de Corrubedo y lagos de Carregal y Vixán, le parece complicado que acabe aprobándose la enmienda que pretende introducir el PP en la Lei do Solo para abrir una vía que, puntualmente y bajo la aprobación del Consello de la Xunta, pueda alterar la frontera de los núcleos ubicados en la Red Natura.

De prosperar la iniciativa, la Consellería de Medio Ambiente estima que podría beneficiar a un centenar de núcleos ubicados en concellos en los que menos de un 40% de su superficie goza del calificativo de área protegida. A falta de cifras oficiales y teniendo en cuenta que los parámetros que maneja la Lei do Solo llaman núcleo a aquellas poblaciones con un mínimo de diez viviendas (que pueden estar habitadas o no), el número de inmuebles rurales que sacarían partido de la reforma rondaría el millar. Serían los que están ubicados en zonas como reservas y parques naturales, humedales protegidos o zonas de la Red Natura.

Pero Purificación ve el cambio como algo «moi negro». Le basta la experiencia para hacer sus cábalas. «Agora ata cando cae unha tella hai que pedir permiso para poñer outra nova e arranxar o tellado», explica. A su juicio, un giro en la normativa del suelo, regida por la Lei 9/2002, sería importante porque, explica, «a xente nova non marcharía e quedaría nas aldeas». De hecho, asegura, «estamos aquí porque viñemos antes de que houbera parque. Agora non teríamos feito nada aquí porque hai moito lío. Con tanto permiso que hai que pedir é complicado».

El asentamiento de población en espacios rurales, algo fundamental para garantizar la preservación de esas zonas, es una de las razones que esgrime Medio Ambiente para una modificación que tampoco veta el PSOE.

Un recorrido por las aldeas que han quedado en el radio de acción de parques como el de Corrubedo, la zona protegida de Os Ancares o el centro de las Fragas do Eume muestra que el abandono es evidente. «As fincas quedan, pero ninguén as labra. A a xente nova marcha de aquí. Probablemente quedaría polas aldeas no caso de poder levantar unha vivenda», comenta la vecina de Vilar. No es el único lugar abandonado. «A aldea de abaixo xa non ten a ninguén. Os últimos marcharon haberá uns tres anos», apunta un vecino de As Fragas.

Para evitar eso, comentan fuentes populares, la reforma tratará de acabar con la contradicción existente entre muchos planes generales de los ayuntamientos y la legislación autonómica. «Na zona do parque natural de Corrubedo hai núcleos nos que o Concello deu licencia, pero logo a construción párase ao chegar á Xunta», explican, al tiempo que aclaran que eso nunca permitirá la urbanización en bloque, únicamente viviendas unifamiliares.



«Vai facendo, que logo xa veremos, porque permiso non o van dar»

«O parque complicou todo. Botaron animais e comen as patacas, non pode haber nada. Logo hai que pedir permiso para todo. Menos mal que o alcalde é bo e explicache ''vai facendo, que logo xa veremos'', porque o permiso non o van dar». Poner fin a contradicciones como esta que relata un vecino del parque de As Fragas do Eume es uno de los objetivos del cambio en la Lei do Solo. Según Medio Ambiente, contribuirá a la mejora de los núcleos promoviendo actividades que agilicen la economía.



«É moi fácil facer as normas nun despacho, pero vivir con elas non o é tanto»

Existe una diferencia entre vivir en un parque natural o en un área protegida y pasar un día haciendo senderismo. Incluso no es lo mismo cuando se está un mes disfrutando del paisaje. Es lo que tratan de transmitir muchos de los que tienen su hogar en una de esas zonas, lugares que tampoco estarían dispuestos a abandonar. «É moi fácil facer as normas nun despacho e debuxar nun papel, pero aplicalas e convivir con elas no día a día non o é tanto». Para Fe, una vecina de Villaluz, en el municipio de Cervantes, en la comarca de Os Ancares, sería «moi importante» que la Xunta aflojara un poco los lazos legislativos que le atan las manos cada vez que quiere hacer reformas en la casa. Para cualquier obra tiene que contar con un permiso. Porque su aldea está dentro de la Red Natura. Las trabas burocráticas para edificar o cortar árboles en su tierra son parte de los argumentos que esgrimen muchos vecinos de Cervantes en el momento de explicar su postura contraria a la declaración de parque natural.

Aunque Fe es una excepción, con acotaciones, a un sentir generalizado que ha llevado incluso a formar una asociación en la zona. «Está claro que traería postos de traballo porque aquí non hai nada, pero é bo que no momento de facer obra teñan en conta as circunstancias da xente da montaña», apunta. La puesta en marcha de negocios ligados al turismo es una opción. «Aquí, por exemplo, nun momento dado podíamos poñer habitacións para alugar», comenta.

La mayor parte de la población que queda en la zona ha pasado ya la edad de jubilación. Un total de 668 habitantes, según el último padrón, superan ese límite en Cervantes. Las ayudas que perciben por jubilación rondan la media de unos 500 euros y el campo ya no da. «Non todos poden facer unha garaxe de pedra e tapala con pizarra. Logo ven o aire leva unha tella ou varias e hai que arranxar o tellado, hai que volver cubrir co que marcan na lei, pero moitas veces non hai. Cunha uralita polo menos non entra a auga», apunta.

El rosario de inconvenientes es aún mayor. Por eso, aplauden el cambio que pretende ahora el PP. «Está ben que permitan algo porque, ¿vale para a algo aquí a Red Natura?», comenta Celia, que vive en Río de Castro, en el mismo término municipal. Tanto a su juicio como al de Olga, otra vecina, la protección en lugar de una ventaja es un inconveniente. «Íbamos facer un alpendre para gardar a ferramenta, tiñamos todo preparado e non deron permiso. Mellor será que a maquinaria esté a esteño e non á intemperie como anda agora», explica.

Ayuda insuficiente

El problema es el tipo de construcción nueva que hay en algunas áreas. Porque la Xunta otorga ayudas para construir en áreas como esta, pero muchas veces no llegan o son insuficientes. «Pedimos unha para arreglar un tellado e non a deron», apunta una vecina.

Pero no es la única área en la que se quejan de que las subvenciones no alcanzan para cubrir gastos o, al final, las llevan otros. Para Manuel Díaz, el único habitante que queda junto con su mujer en A Hermida, concello de Monfero y corazón de las fragas del Eume, «a axuda vai para o que está fóra cando os que viven na zona deberían ter vantaxe sobre os que non han de respectar tanta medida. Logo hai veces que pedir unha axuda costa tanto como o que van dar», apunta.

En este sentido, puntualiza que en torno a un 90% del parque está formado por terreno privado y, en consecuencia, tendrían que tener un apoyo que no llega. Como ejemplo habla de los plazos para obtener permisos de tala o para hacer un arreglo. «Comentaron que tardarían uns quince días e están vindo ao mes ou aos dous. É complicado», apunta.



«Hai quen herda fincas, pero ao non poder construír perden valor, déixanas e marchan de aquí»

Los pilares que marcan la ruta por la que discurre el parque natural de Corrubedo aparecen salpicados entre las casas en el lugar de Goda, parroquia de Artes. Hay vecinos que, aunque tienen un indicador alto junto a la puerta, aseguran no saber en qué área exacta está su casa. Lo que pueden hacer o no en las fincas es una incógnita aún mayor. «O parque empeza para alá», comenta una vecina que tiene justo junto a la verja un marcador. Pero hay también los que lo tienen claro. A un kilómetro y medio está la playa. La pista que avanza frente a las viviendas es la que establece el límite. «Ves a carretera, para a esquerda é parque, o resto non», explica otra vecina.

La suya es una vivienda que parece llevar años en el lugar. Por el modelo de construcción puede que fuera levantada antes de 1992, cuando la zona fue declarada parque natural. Este año pretende arreglar el tejado. «Para realizar a obra hai que facer un proxecto», explica, como si estuviera muy habituada a estos requisitos.

Los vecinos de la zona tienen asumido que cualquier reforma que hagan va acompañada de un proceso administrativo que, a veces, acaba prolongándose. «Está ben que cambien un pouco a norma, pero tamén hai a vantaxe de que ao estar en área protexida tes preferencia no momento de optar ás axudas. Para arreglar podes obter unha subvención que varía entre un 20 ou 30% do total», apunta. Pero repite que abrir la mano en la normativa es algo bueno. Contribuiría a asentar población en estas zonas. «Está ben porque por aquí hai inmuebles que teñen horta, pero ao ser pequena non poden facer nada», explica.

Aunque hay otro problema añadido que preocupa a los habitantes del lugar: las herencias. «Hai quen herda hortas ou fincas, pero ao non poder construír perden valor, déixanas e marchan de aquí», comenta la vecina de Goa.

Control

Ya cerca de la playa, en la carretera que va hacia Corrubedo, también hay casas que rozan el arenal. «Non podes mover unha tella. Teñen que cambiar a ley», replica una vecina. En la ruta se observan muchas que todavía están inacabadas o paradas. «A casa de alí é dunha filla. Agora non a pode recebar. Está metade no parque e metade fóra», añade.

Tal vez por ello, la enmienda que pretende incluir el PP es vista con buenos ojos por la mayor parte de los que viven en la zona. Pero el cambio no implica una manga ancha constructiva en la que tengan cabida todo tipo de urbanizaciones. La tendencia apunta una priorización de lo que marque el plan general de cada municipio, explican los populares, pero la norma local tendrá que adecuarse a lo que marca el POR, el régimen que ordena los recursos naturales. Todas las construcciones han de tener la aprobación expresa de la Xunta.




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