Además del de A Coruña, en la ría de O Burgo concurren otros tres municipios, los de mayor crecimiento poblacional del área metropolitana en el último decenio. Se trata de Oleiros, Cambre y Culleredo, que suman casi 80.000 vecinos. Esta carga demográfica supone un estrato más de consecuencias contaminantes que se suma a los viejos vertidos industriales que la ría ha sufrido durante décadas y que, si bien hoy son ya casi inexistentes, buena parte de esos restos perviven en los sedimentos.
Los Ayuntamientos se escudan en esta múltiple concurrencia municipal sobre la ría para echar la culpa al concello de al lado. O incluso algunos alcaldes, como el de Oleiros, llegaron a decir públicamente que son los propios mariscadores de O Burgo los que arrojan peces muertos «para vivir exclusivamente das dádivas e das subvencións do Estado».
Mientras unos y otros se arrojan las culpas, la ría continúa su lento proceso de regeneración para recuperar su rico banco marisquero, generoso en molusco hasta hace pocos años. La Xunta ha catalogado el área como zona C, la más grave posible, por culpa de la presencia de fecales vertidos durante los últimos decenios. Los episodios de vertidos de aguas sin depurar se repiten de forma periódica pese a que los ayuntamientos implicados aseguran que están prácticamente erradicados. De hecho, según un informe de Augas de Galicia, solo Culleredo puede presumir de no haber provocado ningún vertido contaminante en los últimos meses, mientras que Cambre ha acumulado once emisiones, Oleiros nueve y A Coruña cinco.
¿Puede ser entonces Culleredo el espejo al que se deben mirar los otros tres municipios? La clave, según los mandatarios del Ayuntamiento, está en las reformas realizadas durante el 2008 para subsanar diversas fugas en el litoral de la ría, así como la mejora del saneamiento en el interior de la localidad con estaciones de bombeo en Acea de Ama y Fonteculler, o la reforma de la tubería de O Burgo y A Pasaxe para llevar los vertidos de forma directa a la depuradora de Bens. El mérito de Culleredo es aún mayor, ya que es el concello en el que más superficie linda con la ría.
Con Culleredo no basta
Pero con Culleredo no basta, y los vertidos continúan. Por eso a la Administración autonómica no sorprende que los análisis realizados en aguas y moluscos certifiquen la presencia de altas concentraciones de bacterias coliformes con índices que se han llegado a sextuplicar.
Las peleas administrativas han alcanzado incluso al Gobierno central. Recientemente el delegado de la Xunta en A Coruña, Diego Calvo, criticó la intención del Ministerio de Medio Ambiente de pretender que sea el Ejecutivo autonómico el encargado de financiar la depuración de los lodos de la ría de O Burgo, que sigue sin avanzar en su recuperación.
Los mariscadores de O Burgo son los perennes denunciantes de los vertidos. Los pescadores cifran en algo más de ochenta los puntos contaminantes. Hartos de que las Administraciones les den la espalda, una de las últimas medidas ha sido escribir a la Comisión Europea de Medio Ambiente. Según explican en el propio documento, se presenta por «las infracciones del derecho comunitario que están cometiendo organismos de la Administración estatal, autonómica y local en relación con el lamentable estado de contaminación de la ría de O Burgo». El patrón mayor de la cofradía de la zona, Manuel Cao, reitera una vez más que la Administración «hace la vista gorda».
Pero no es la primera vez que Bruselas se interesa por la ría coruñesa. De hecho, en verano del 2008 la Comisión Europea solicitó a la Xunta un informe sobre qué había hecho y qué preveía hacer para reducir la contaminación. Aquello obedeció a una demanda del eurodiputado de IU Willy Meyer.