La tensión volvió ayer a Massó, donde la Guardia Civil detuvo a dos personas al término de una nueva concentración que intentaba impedir el acceso de camiones con piedra para las obras del puerto deportivo. Un agente de paisano que seguía de cerca el operativo procedió a identificar a uno de los participantes y se produjo un forcejeo al que de inmediato se sumaron varios compañeros. El marinero fue detenido y esposado, y un hermano suyo siguió el mismo camino tras protestar por la intervención policial. Los dos fueron conducidos al cuartel, adonde se trasladaron también otros participantes en la protesta y los abogados de los detenidos y de la cofradía para exigir su puesta en libertad, que se produjo a última hora de la tarde, si bien con los cargos de atentado y resistencia a la autoridad.
Los incidentes comenzaron por la mañana, cuando algunos opositores al proyecto detectaron el acceso de varios camiones a la zona de obras a través del conocido como "camiño da chimenea", un vial privado que parte de la carretera hacia Aldán, en las proximidades de Pedra Alta. Enseguida se movilizaron e impidieron la entrada de más vehículos, hasta que una docena de agentes de la Guardia Civil hizo acto de presencia y ordenaron a los concentrados abrir paso. Éstos se dirigieron andando hacia O Salgueirón delante de los camiones, ralentizando su marcha, e intentaron evitar la entrada a la zona de obras hasta que la Benemérita abrió un pasillo de acceso en medio de los abucheos. Cuando los camiones ya habían descargado, se produjeron nuevos incidentes que derivaron en las detenciones.
Durante la tarde, ambos requirieron atención médica al resentirse del forcejeo con la Guardia Civil, según explicaron compañeros de los detenidos, que atribuyeron las detenciones a una "maniobra coordinada" buscando un "escarmento" de los opositores al puerto deportivo, para lo cual se reforzó la habitual presencia policial. Un portavoz de Marina Atlántica comunicó que ésta fue solicitada directamente al subdelegado del Gobierno, Delfín Fernández, ante la "evidencia" de que las obras "son legales", cifró en "veinte camiones" los que ayer aprovisionaron la zona y anunció que el proyecto seguirá adelante conforme a lo estipulado, aunque sin renunciar "al diálogo".
A última hora de la tarde, un grupo de vecinos contrarios al proyecto se reunieron a puerta cerrada en el concello. Al finalizar, el portavoz de ACE, Mariano Abalo, criticó el proceder de la empresa y de la Guardia Civil, y anunció que solicitará que se coloque una señal de prohibido en el vial por donde están entrando los camiones. También que presentará la moción plenaria de urgencia instando a la alcaldesa a paralizar las obras o delegar en él la responsabilidad. Por su parte, la cofradía San Xosé emitió un comunicado donde advierte de que está "esgotada a nosa paciencia e serenidade", denuncia la actuación policial, "inconcebible nun réxime democrático", y avisa a los poderes políticos y económicos de que actuarán "con todos os medios de presión ao noso alcance" para evitar este delicto ecolóxico, laboral e social na Ría de Vigo".
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