La empresa que construye el puerto deportivo de Massó, Puentes e Infraestructuras, se vio forzada a paralizar las obras que promueve Marina Atlántica tras agotar la piedra y tierra que había logrado almacenar antes de que el Concello de Cangas adoptase el acuerdo de instalar una señal de prohibido el tráfico en el acceso a la zona. Un grupo de vecinos integrados en el Foro Social de Cangas y marineros de la cofradía montaron vigilancia día y noche para evitar el paso de los camiones de suministro.
Ayer, la maquinaria contratada por la constructora y los dos empleados que la manejaban abandonaron la zona de obras. Hoy lo harán los tres operarios de la citada empresa, aseguraron. Marina Atlántica, sin embargo, afirma que no hay tal paralización. Representantes de la promotora aseguran que se sigue trabajando con el «material acumulado». «La obra continuará con los pasos previstos. La maquinaria ya no es necesaria», afirma el portavoz del gabinete de prensa de la empresa. «Niego rotundamente que haya ningún parón», añade, al tiempo que anuncia novedades en las próximas 48 horas.
Ensanchar el viejo muelle
Los operarios reconocen que no pueden continuar los trabajos, consistentes, en una primera fase, en reparar y ensanchar el viejo muelle que abrigaba la antigua ballenera de Massó y que será, si el proyecto se lleva finalmente a cabo, el que proteja los pantalanes del futuro puerto deportivo, de 420 plazas.
Según calculan los trabajadores, hacen falta unas 500 toneladas de piedra y 15 días de trabajo para completar esta primera fase de la obra. Desde hace dos semanas no entra ningún camión con material. Faltan por colocar unos 90 metros de escollera y otros tantos de firme. Los empleados llevaban sin poder trabajar desde el pasado lunes.
Todos los días se presentaban ante el vial de acceso a las obras varios camiones cargados con tierra y piedra. Hasta que el Concello de Cangas colocó la señal de prohibido, entraban a la obra custodiados por la Guardia Civil. Desde el día 15 del mes pasado, una vez instalada la prohibición, los agentes dejaron de protegerlos.
Aun así, los camiones seguían llegando a diario. La empresa presentó unas 40 denuncias contra el Foro Social de Cangas, el colectivo que vigila la señal, por impedirle el acceso, así como contra varios particulares por apedrear en más de una ocasión, según afirman los trabajadores, las máquinas y camiones.
Autorización
Marina Atlántica cuenta con autorización de la Autoridad Portuaria de Vigo para construir el puerto deportivo. El gobierno cangués, integrado por BNG, PSOE y ACE, se manifestó en contra de esta obra. El concejal de Urbanismo, Mariano Abalo, de ACE (Alternativa Canguesa de Esquerdas), fue quien presionó a sus socios para colocar la señal de prohibido el paso. Fue un acuerdo de la comisión de gobierno en la que nacionalistas y socialistas se abstuvieron, al presentar Costas una notificación en la que alegaba que el vial es de su competencia. No solo se abstuvieron, sino que, además, declinaron cualquier responsabilidad sobre la señal en cuestión.
Marina Atlántica proyecta, además del puerto, una urbanización de unas 800 viviendas y un gran centro comercial en tierra. Llegó a firmar un convenio con el anterior gobierno local, que presidía el popular José Enrique Sotelo, e incluso a adelantar 1,5 millones de euros al Concello, que ni reclamó ni le fueron devueltos a pesar de que el proyecto, diseñado por Norman Foster, quedó paralizado.