En los últimos veinte años la Ría de Vigo ha visto desaparecer sus dos principales bancos marisqueros y extinguirse o descender gravemente al menos seis especies. "Su pérdida de biodiversidad es elevada". Ésta es una de las conclusiones que se extraen del libro "La Ría de Vigo: Una aproximación integral a su ecosistema marino". Sus editores: Alberto González-Garcés (director del Centro Tecnológico del Mar), Federico Vilas (catedrático) y Xosé Antón Álvarez Salgado (Centro Oceanográfico) han reunido los trabajos de 49 investigadores gallegos con la intención de realizar una completa radiografía de la Ría. Las conclusiones son esperanzadoras, pero reclaman un cambio en las políticas portuarias y económicas: evitar nuevos rellenos, acabar con la sobreexplotación de los recursos y mejorar los sistemas de depuración.
Se trata de un completo volumen gestado durante año y medio, sin pretensiones eruditas, dirigido a un lector medio y que pretende convertirse en manual para docentes. Abarca desde las condiciones geológicas e hidrográficas de la Ría, hasta su funcionamiento, contaminantes y riesgos. El libro se presenta el día 29 en el Centro Social Caixanova y lo edita el Instituto de Estudos Vigueses.
Sorprenden algunas de sus aportaciones y otras invitan a la reflexión. Los estudios recopilados demuestran que la contaminación en la Ría está disminuyendo, en parte gracias a su inusual capacidad para renovar las aguas. Aumenta, por el contrario, la preocupación de los expertos por los rellenos e intervenciones en los márgenes marítimos, para los que piden "más atención".
Los trabajos de investigación realizados por el Centro Oceanográfico, el Instituto de Investigaciones Marinas, el Centro Tecnológico del Mar (Cetmar), la Universidad y subvencionados por la Xunta documentan una caída brusca de especies como el espadín, los bolos, la sardina y algunos crustáceos como el santiaguiño y el bogavante.
Agresiones graves
El libro apunta al relleno de Bouzas de 1977 como la peor agresión sufrida por la Ría en los últimos cien años, al destruir el banco de marisqueo de almejas y berberechos de mayor productividad. No se olvida del banco de bivalvos que desapareció con el relleno de A Lagoa y del de Areapolvo, en Cangas, que dinamitó el caladero más importante del margen septentrional, así como los daños irreparables que supuso depositar lodos y escombros de la autopista Vigo-Pontevedra en la playa de Vilaboa-Domaio, donde "hace 22 años que no arraigan los bivalvos".
Los trabajos de investigación repasan la evolución histórica de la Ría y han detectado un aumento de las concentraciones de plomo desde el año 2006. Los niveles de metales no exceden los límites de seguridad para la salud pero son "muy superiores" en el margen sur, especialmente en Bouzas y el entorno de Rande.
En cuanto a la calidad de las aguas para consumo de moluscos e invertebrados, los estudios recopilados establecen que las peores zonas son la ensenada de Baiona, las partes más pobladas del interior de la Ría, las inmediaciones del Puerto y el estuario del Lagares.