Edgewater es la empresa que más cerca ha estado de explotar el oro de Corcoesto. Desde hace cien años la concesión tiene dueño y seguirá así otros 50, hasta el 2064. La resolución que dictó el martes la Consellería de Industria ha cercenado la iniciativa de la compañía canadiense, pero otro proyecto y, sobre todo, una nueva crisis económica podrían poner en marcha de nuevo las taladradoras. En la plataforma contraria a la mina lo saben y a pesar de que han expresado su satisfacción por la confirmación del anunció realizado por Núñez Feijoo en el Parlamento a mediados de octubre, también han manifestado que se mantendrán expectantes para que el plan no se reactive.
No es fácil. Para beneficiarse del oro de Corcoesto hay que tener mucho dinero. Edgewater asegura que ha invertido más de 20 millones en trabajos, estudios, sueldos y trámites, pero en la Xunta le pedían 27 más para garantizar que la explotación sería inocua para la zona. Todavía no los tiene, pero, según fuentes de la empresa, los siguen buscando. Mineira de Corcoesto, que es el nombre español, mantiene sus pretensiones y es normal que lo haga, porque la rentabilidad estimada era del 24 % y la situación de Galicia es mucho más estable que la de Ghana, donde Edgewater también tiene derechos mineros.
La compañía llegó a Galicia en julio del 2010 y desde el primer momento intentó ganarse tanto al gobierno de la Xunta como a la población local. Ese apoyo era fundamental porque los inversores no quieren ni oír hablar de rechazos o de problemas y Edgewater necesitó de los inversores desde el primer momento.
Recogió a trabajadores de Río Narcea Gold Mines, que llevaban muchos años en el terreno y tejió una red de apoyos patrocinando el equipo de fútbol de la parroquia, contratando trabajos a la asociación de minusválidos de Carballo o realizando selecciones de personal que llegaron a ser multitudinarias.
Indemnización millonaria
En el lado contrario la Plataforma pola Defensa de Corcoesto e de Bergantiños, la principal oposición al proyecto, fue ganando apoyos y la Xunta terminó por mudar su visión del asunto. En junio del 2012 Núñez Feijoo anunció tras un Consello su apoyo al proyecto (el vídeo aún está colgado en la página de la empresa) y en octubre del 2013 ya daba por finiquitado el proyecto. La empresa no se quedará parada. De forma extraoficial ha hecho ver que reclamará sus derechos, que considera conculcados, por vía judicial. La indemnización puede ser millonaria.
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