El arqueólogo Iván Álvarez Merayo localizó recientemente en el municipio de O Saviñao una estructura megalítica de la que hasta ahora no había ninguna referencia. Se trata de un dolmen situado en un bosque de robles conocido como Leira da Rapada, en la parroquia de San Xoán de Vilatán. La zona también recibe la denominación de A Filgueira. A unos doscientos metros de este lugar se encuentra el castro de A Rapada, catalogado desde hace bastante tiempo. Pese a la proximidad, los investigadores no habían reparado hasta ahora en la presencia de la estructura megalítica, que acaba de ser inventariada por la Dirección Xeral do Patrimonio Cultural.
Según explica Iván Álvarez, fue un vecino de esta localidad quien le avisó de la existencia de este monumento ignorado. Al ir a examinarlo, comprobó que se trataba de una construcción prehistórica. Su antigüedad es difícil de determinar, ya que este tipo de estructuras se levantaron en el noroeste ibérico a lo largo de un extenso periodo que abarca aproximadamente desde el sexto hasta el segundo milenio antes de Cristo.
El dolmen se encuentra en un terreno de pendiente poco pronunciada y no parece haber sufrido alteraciones muy importantes, aunque esta zona tuvo usos agrícolas y forestales hasta unos tiempos relativamente recientes.
Interés arqueológico
De momento no está prevista ninguna intervención arqueológica en el lugar, pero Álvarez Merayo considera que sería interesante realizar una excavación para intentar obtener más datos sobre el origen de esta estructura. «Desde luego, para determinar la cronología del yacimiento sería imprescindible excavar», añade.
El dolmen recién hallado en Vilatán es la segunda estructura de este tipo que se documenta en de O Saviñao. Con anterioridad solo se conocía el dolmen de Abuíme, en la parroquia del mismo nombre, que está desprovisto desde hace muchos años de su cubierta. En tiempos recientes se localizó en una casa en ruinas de la localidad de Vilasante una piedra ahuecada para servir de abrevadero que pudo proceder de este dolmen y que ahora está guarda en el edificio del auditorio municipal. En otros lugares del municipio están catalogadas numerosos mámoas, es decir, estructuras tumulares recubiertas de tierra.
Los monumentos prehistóricos de este tipo -sobre todo cuando son especialmente llamativos, como el de la Leira da Rapada- suelen estar asociados a las típicas leyendas de mouros y otros personajes de la mitología popular, pero por ahora no se ha podido documentar ninguna tradición oral relativa a esta estructura lítica. «Seguramente algo tiene que haber en ese sentido, pero de momento no pude encontar a nadie que conozca leyendas tradicionales relacionadas con este lugar», señala Iván Álvarez.
Lo único que recuerdan los vecinos a los que pudo consultar el arqueólogo es que el dolmen era utilizado ocasionalmente como refugio contra los chaparrones. «En esta zona se cultivaba centeno en otros tiempos y por lo que se cuenta, parece ser que la gente que andaba entonces por aquí usaba esta estructura para guarecerse cuando los sorprendía la lluvia en medio de la labor», explica.
La estructura megalítica de la Leira da Rapada tiene una altura total de en torno a 1,80 metros. Los ortostratos -las piedras verticales que sostienen la que sirve de cubierta- miden respectivamente 4,60 y 4,40 metros. Álvarez Merayo señala que esta última pieza no fue movida por los constructores del monumento, ya que consiste en un afloramiento natural de roca.
La piedra que cubre el dolmen mide cerca de 4,30 metros y tiene unos ochenta centímetros de grosor. En su parte superior está grabado un petroglifo que consiste en una incisión circular de tipo cazoleta enmarcada en dos círculos concéntricos. El arqueólogo señala que la figura está muy erosionada y que solo resulta visible desde ciertos ángulos.
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