La ría de Corcubión está contaminada. No es ninguna novedad porque el problema se arrastra desde hace décadas y ya los estudios de la Xunta del año 2007 detectaron altas concentraciones de metales pesados en algunos de los bivalvos extraídos. Sin embargo, ahora es un informe de la Eurocámara -tan de actualidad por la visita estos días de los expertos comunitarios para evaluar el estado de las rías gallegas- el que, en sus apuntes iniciales ya advierte de la presencia de cadmio, zinc y cobre, este último elemento también presente en las bahías de Camariñas y Laxe.
El único dato positivo de esta investigación, todavía por concluir, es que de los tres elementos a priori más peligrosos para los seres vivos en Corcubión solo se ha detectado cadmio, mientras que en otros muchos puntos de Galicia, especialmente en la zona de Vigo, hay también plomo y mercurio.
Los metales pesados, como recuerdan técnicos de la universidad viguesa, avanzan por la cadena trófica entre los bivalvos, los peces de mayor tamaño y el ser humano, y tienen un efecto acumulativo, lo que en términos coloquiales, significa que se van depositando en el organismo hasta que sus niveles son los suficientemente altos para desencadenar una patología.
En su inmensa mayoría proceden de antiguos procesos industriales hoy sustituidos o mejorados por lo que las cantidades detectadas se mantienen estables en los lodos. No ocurre lo mismo con el cobre, un elemento que sí va en aumento, que también aparece en las ría de Camariñas y Laxe y que se debe, según los expertos, a los trabajos de fabricación y mantenimiento de barcos, especialmente a las pinturas.
En el caso de Corcubión, aún más preocupante que los metales pesados, es la evidente contaminación fecal derivada de un saneamiento insuficiente, tanto en Cee como en Corcubión, y del mal funcionamiento de la depuradora, criticado desde diferentes ámbitos incluida la propia Xunta.
Una contaminación que trae de cabeza a los mariscadores, que tuvieron los bancos cerrados con clasificación de zona «c» durante años y que, en el caso de la navaja, lograron a principios de este 2013 el nivel «b», que les permite vender el marisco después de su paso por depuradora.
Numerosos colectivos llevan años denunciando la situación de la ría y aunque en los gobiernos locales parece que existe una conciencia creciente para situar el saneamiento entre las prioridades fundamentales, hacen falta inversiones millonarias que aún ni se atisban. De hecho, Augas de Galicia ni siquiera ha terminado el informe que debería servir como punto de partida y que lleva más de un año en elaboración.