Los biólogos encargados de controlar el mortal parásito que ha provocado el derrumbe comercial del berberecho común en la Ría de Arousa creen que el ritmo de mortalidad de larvas y la transmisión de la enfermedad se está frenando aunque confirman que persiste la epidemia. Los últimos análisis de los controles biológicos en la zona acotada entre Cambados y Carril donde se detectó la contaminación del agente patógeno del género marteilia, aún se están cotejando pero los técnicos confirman “una mejoría de la situación” pero sin rayar en el optimismo.
El reclutamiento de individuos sanos se está logrando lentamente tanto en el laboratorio como en las zonas de reproducción naturales desde el último desove de primavera. Un plan de regeneración que están realizando biólogos del Centro de Investigaciones Mariñas (Cima) de Arousa y de Intecmar desde que se detectó la epidemia. El parásito solo afecta a la especie de berberecho cerastoderma edule, la variedad más cotizada de este molusco autóctono de Galicia y cuya extracción representa más de la mitad de la producción marisquera. Su mortandad ha favorecido la rápida reproducción de su pariente de menor tamaño popularmente conocido como birollo, resistente a la enfermedad que debilita el metabolismo del bivalvo.
Aunque las consecuencias de este potente agente infeccioso se hicieron visibles a finales del pasado año, el plan de repoblación en marcha desde la pasada primavera no daría los primeros resultados hasta septiembre. Es ahora cuando los técnicos han apreciado una supervivencia de berberechos que abre una esperanza para su recuperación a partir de esta campaña marisquera.
Con más optimismo que los biólogos se expresó ayer en el Parlamento la conselleira de Mar, Rosa Quintana. En respuesta a una interpelación del diputado del BNG Daniel Rodas, que calificó el escenario de “dramático”, Quintana dijo que hay motivos para estar optimista a la vista de los informes técnicos y que comparativamente la mortandad del berberecho fue más elevada como consecuencia de las riadas de 2006. “Soy optimista porque me lo dicen los técnicos”, respondió la conselleira, que constató que han funcionado las medidas de control para evitar que la epidemia se extendiera por las rías de Pontevedra y de Muros-Noia, prohibiendo el traslado de moluscos desde las zonas infectadas.
Quintana avanzó que los resultados preliminares señalan que no se produce el contagio de marteilia por proximidad sino por un vector que todavía no está identificado, y aunque el berberecho es especialmente sensible a los rebrotes confía en que no se reproduzcan. El plan de recuperación y sus resultados se pusieron en conocimiento del sector en una reunión que Quintana mantuvo con los patrones de las cofradías de Arousa, la primera desde que se detectó la epidemia. Insistió Quintana en que “conviene ser cautos” aunque en los últimos muestreos del banco marisquero de Os lombos do Ulla no se encontraron ejemplares de berberecho infectado.