Un incendio, presumiblemente intencionado, arrasó desde la tarde del pasado jueves más de 250 hectáreas de monte raso y arbolado en Navia de Suarna, en plena reserva de la biosfera de Os Ancares. A última hora de la noche de ayer, el incendio se reavivó por el efecto del viento, aunque no había peligro para ninguna de las aldeas que hay repartidas por la zona.
El incendio comenzó a las siete de la tarde del jueves, en la parroquia de Rao -a pocos kilómetros de las fronteras con Asturias y León- y debido a la fuerza del viento se propagó inmediatamente por los montes de los lugares de Rao, Laxo, Ferral, Aigas y Faquís. El fuego fue devorando todo tipo de plantaciones, desde matorrales hasta bosques de castaños y robles, aunque principalmente se vio afectado monte raso, de propiedad comunal.
«Os veciños din que foi intencionado, porque o lume prendeuse ao lado mesmo da estrada e a unha hora na que xa ninguén estaba a traballar pola zona que puidese ver algo sospeitoso, e ademais nese momento facía bastante aire», explicaba ayer el alcalde de Navia, José Fernández. En un principio, la virulencia de las llamas -que superaban los veinte metros de altura- causó alarma en el núcleo de Becerral. «Viñamos da feira e atopámonos con que o lume ía cara a nosa casa e preparamos as gomas e a auga para defender a vivenda ata que chegasen as brigadas e os helicópteros», explicaban los propietarios de la conocida como Casa Rodríguez. Aunque se consiguió atajar el avance de las llamas hasta su vivienda, el susto y la precaución los mantuvo despiertos toda la madrugada.
La actuación de las brigadas comenzó por evitar que el fuego pudiese llegar a los núcleos, poco habitados, de la zona, para después intentar controlar el avance de las llamas por el monte. En los trabajos de extinción -bajo el mando único de la Xunta- llegaron a participar once agentes, 36 brigadas, 14 motobombas, dos palas, cuatro helicópteros y siete aviones, bajo la supervisión de un técnico.
Los trabajos fueron muy complicados debido a la pendiente del terreno y al complicado acceso a las zonas con el fuego más vivo. Las brigadas, con los vehículos y las carrocetas, no pudieron entrar a determinados focos por la dificultad del terreno y los aviones y helicópteros también tuvieron problemas para descargar el agua debido a la pendiente del terreno, que les impedía planear.
Por otra parte, ayer al mediodía comenzó otro incendio forestal provocado en el límite entre Navia y Becerreá, en el lugar de Bullán, donde el pasado mes ya hubo otro fuego. Fueron necesarias cuatro horas para sofocarlo.
Como cada verano, los incendios forestales forman parte del paisaje estival, también en la Galicia verde y húmeda. En lo que va de año, según los últimos datos oficiales facilitados por la Xunta, ya se han registrado en la comunidad cerca de 2.000 fuegos, que han quemado casi 8.000 hectáreas de monte, prácticamente la mitad de los de todo el año pasado. Los datos confirman la tendencia a la baja que se viene registrando en el conjunto del Estado, tanto en el número de focos como en la superficie afectada. Pero lo más preocupante es que se registra un incremento en el número de incendios que afectan a más de 500 hectáreas de superficie.
La radiografía del fuego en los montes españoles aparece claramente definida en el exhaustivo informe elaborado por Adena, la sección española de WWF, presentado a comienzos de este verano. Ahí se constata un claro incremento de la eficacia de los medios de extinción, pero advierte de que el alto riesgo persiste porque sigue existiendo un elevado número de siniestros y continúa aumentando la intencionalidad como causa de los mismos. Todo ello en un escenario climático que tiende a recrudecer las condiciones meteorológicas y que prevé un incremento de las temperaturas de en torno a unos cuatro grados en invierno y seis en verano de aquí a finales de siglo.
¿Cuál es la dimensión actual del problema de los incendios en España?
En la última década se han registrado en nuestro país un promedio de 16.500 incendios forestales cada año, con una disminución del 15 % con relación a la anterior década. También ha bajado el número de hectáreas afectadas. El 70 % de los incendios no llegan a una hectárea, pero en los últimos años no ha dejado de crecer el número de grandes incendios, es decir, aquellos que afectan a más de 500 hectáreas. Aunque su número no supone más del 0,2 % del total, en ellos arde el 41 % de la superficie total quemada.
¿Cuál es el perfil de los grandes incendios?
Según el informe de Adena, en ese, 0,2 % convergen condiciones meteorológicas extremas, una orografía complicada y una elevada vulnerabilidad de las masas forestales, debido al abandono del medio y de los usos tradicionales, así como a a una deficiente planificación y ordenación territorial.
Los grandes incendios cada vez son mayores. En los últimos 10 años han pasado de afectar a una superficie media de 1.435 hectáreas a alcanzar las 1.850. El 2012 ha sido un año negro en este sentido, a pesar de que el número total de siniestros fue inferior al de años anteriores. En ese ejercicio el 64 % del total de la superficie afectada -209.855 hectáreas- se quemó en estos. En cada uno de los 38 que se registraron, se quemaron un promedio de 3.534 hectáreas.
¿Qué explicación tiene la irregular distribución territorial de los fuegos?
La gran variedad climatológica de la geografía española, las diferencias culturales en cuanto a la utilización del fuego y la desigual ocurrencia de conflictos sociales hace que la distribución territorial sea muy irregular entre unas áreas y otras.
Casi la mitad de los siniestros se producen en Galicia, seguida muy de cerca de Castilla y León y Asturias, debido al uso del fuego como herramienta de gestión en estas regiones. Enfatiza Adena que existen municipios en Asturias y en Galicia en los que de media al año se producen más de 100 siniestros. Tal es el caso de Llanes y Cangas de Narcea, en Asturias; o A Cañiza y Viana do Bolo, en Galicia, con 1.386 y 1.108 fuegos, respectivamente.
¿Cuál es la distribución geográfica de los grandes incendios?
Es muy irregular. En la última década, en Canarias, por ejemplo, solamente se registraron ocho grandes incendios, pero suponen el mayor porcentaje (0,6 %) sobre un total de 1.323. Por el contrario, en la comunidad gallega en ese mismo período de tiempo se registró un mayor número (79), que con un total de 82.580, apenas supusieron un 0,09 %.
¿Quién quema el monte?
El método de identificación de quienes están detrás del origen de los incendios y su detención continúa siendo insuficiente para el conjunto del territorio. Entre el 2001 y el 2010 únicamente se identificó al 9 % de los causantes de los incendios atribuibles al factor humano. Esta cifra se vuelve dramática para el caso de los fuegos que son intencionados, para los que únicamente se identificó al 1,5 % de los responsables a pesar de que suponen el 55 % del total.
¿Cómo se distribuye la casuística por áreas geográficas?
Destacan los altos porcentajes de intencionalidad en el noroeste peninsular -donde están incluidas Galicia, Asturias, Cantabria y la provincia de Zamora-. En las comunidades interiores, además del área mediterránea, tienen un mayor peso los siniestros debidos a negligencias y a causas accidentales, así como los causados por razones naturales. La principal conclusión que extrae Adena del análisis de las causas es que, hasta la fecha, las inversiones no han incidido lo suficiente en abordar el problema de los incendios de raíz erradicando aquellos que tienen un origen entrópico. Puesto que el problema del elevado número de incendios forestales en España es humano, la solución pasa por trabajar con y para las personas, diseñando programas eficaces de prevención social.
¿Por qué hay tantos incendios forestales en España?
Según los expertos de Adena, tan elevado número de incendios en España se debe en gran parte al arraigo generalizado del uso del fuego en el medio rural como herramienta para la regeneración de pastos o para la quema de restos agrícolas. Dicen que el alto porcentaje de incendios intencionados pone de manifiesto la existencia de importantes conflictos sociales y económicos en algunas regiones rurales.