La subasta de pescado y marisco no acaba de arrancar en la lonja de Panxón a las puertas del ecuador del verano. La Cofradía de Pescadores "A Anunciada" de Baiona había decidido retomar la venta matinal, suspendida en marzo del año pasado por el anterior cabildo para ahorrar costes, pero el proyecto ha sido abortado en el marco de una nueva polémica entre pescadores y Concello. Las obras que el Ayuntamiento puso en marcha, con retraso, para remodelar y garantizar la seguridad alimentaria en el mercado de abastos -donde se llevaba a cabo la comercialización- están prácticamente terminadas, pero el patrón mayor, Ramón Costas, desconoce ahora si la actividad de las ocho de la mañana se retomará o no.
La descarga de pulpo, que también se había trasladado al muelle de Baiona, volvió ayer al puerto nigranense. Los ocho barcos que se dedican a esta especie comercializan sus capturas sin subasta, dado que solo un mayorista acude para comprarlas.
El futuro de la subasta queda en el aire, según Costas, porque el conflicto con el Ayuntamiento no se ha superado. "Quieren meterse en lo nuestro", señala el patrón mayor, todavía molesto por el cambio de cerradura que ordenó el gobierno municipal al negarse el pósito a entregar las llaves hace un mes para la celebración de la Fiesta del Mejillón durante las fiestas de San Xoán.
Así que Panxón dispone de un local acondicionado para la actividad propia de una lonja, pero podría perder de forma definitiva la tradicional subasta, que no solo atraía a los comercializadores de productos del mar, sino también a decenas de vecinos que adquirían el pescado y marisco sin intermediarios, en cuanto los mayoristas retiraban sus ofertas.
Las obras consistieron en la sustitución del piso del inmueble, el pintado y reparaciones en los baños. Mientras tanto, los marineros continúan trasladándose a Vigo para comercializar sus capturas, con el consecuente incremento de los gastos que estos viajes suponen.