La Eurocámara ha aprobado hoy un retraso temporal en la venta de 900 millones de permisos de emisión de dióxido de carbono para estabilizar el mercado de emisiones de la UE y detener la caída en el precio del CO2. La medida que ha sido considerada como "insuficiente" por los ambientalistas, mientras que desde el sector europeo del acero han criticado la decisión.
El sistema de comercio de derechos de emisión, que cubre las emisiones de 11.000 instalaciones industriales en 31 países europeos, es una de las principales herramientas que posee la UE en materia de lucha contra el cambio climático.
La aprobación se ha logrado con un escaso margen, ya que hubo 344 votos a favor, 311 en contra y 46 abstenciones. Esta medida ya fue acordada el 19 de junio por la comisión parlamentaria de Medio Ambiente, aunque al final se dejó fuera.
El pleno ha respaldado que la retirada se produzca solamente en una ocasión entre entre 2013 y 2020, sin embargo ha rechazado que estos permisos tengan que ser reintroducidos de manera "predecible y lineal" en el sistema un año después, y apuesta por hacerlo más adelante.
El momento exacto de esa reintroducción será propuesto por la Comisión Europea (CE), que originalmente había sugerido que los permisos volvieran al mercado del carbono (conocido como ETS, por sus siglas en inglés) en 2019-2020.
La medida se debe completar con reformas estructurales
Matthias Groote, eurodiputado
La comisaria europea de Acción por el Clima, Connie Hedegaard, promotora de la iniciativa, ha asegurado que la votación pone de manifiesto que Europa necesita un mercado de emisiones que funcione, para impulsar las tecnologías limpias. También, ha instado a los 25 a tomar una decisión lo antes posible para proceder con la reforma estructural del mercado de carbono. Debido al exceso de alrededor de 2.000 millones de permisos de emisión que existe en el mercado (cada permiso da derecho a expulsar una tonelada de CO2 a la atmósfera), el ETS no ha funcionado como se esperaba. El precio de la tonelada de CO2 se ha desplomado -llegó a 2,46 euros en abril, después de que el pleno rechazase la medida en primera lectura, y hoy se situó en 4,57 euros-, por lo que resulta más barato pagar por contaminar que invertir en tecnologías de producción más limpias.
La comisaria promotora, Connie Hedegaard, reivindica la necesidad de un mercado de emisiones que funcione
El Parlamento Europeo (PE) tampoco ha estado de acuerdo en que 600 de los 900 millones de permisos retirados se pongan a disposición de un fondo de apoyo al desarrollo y la innovación en materia de tecnologías limpias como había pedido la comisión parlamentaria.
Matthias Groote, eurodiputado socialista alemán, confía en que las negociaciones con el Consejo de la UE sobre esta propuesta comiencen lo antes posible. Además, ha urgido a países como España o Alemania, que aún no han definido su posición, a que lo hagan.
Groote ha recalcado que esta medida se debe completar con reformas estructurales para afianzar la credibilidad del sistema de comercio de emisiones, en el que se fijan países como China para poner en marcha su propio modelo.
A favor y en contra
La organización ambientalista Greenpeace ha alertado que la medida solo tendrá un efecto temporal, y ha destacado que sin la cancelación definitiva de permisos, la credibilidad y la eficacia del mercado de carbono no podrá recuperarse.
"El Parlamento retiró inesperadamente un debilitamiento aún mayor del plan, pero aún así no hay mucho que celebrar", ha asegurado en un comunicado el director de política climática de la ONG, Joris den Blanken, quien ha afirmado que una vez que los permisos retirados se reintroduzcan se volverá a la situación de partida.
Desde Oxfam, la experta en cambio climático Lies Craeynest ha coincidido en que la medida supone un parche temporal y ha dicho que si se lograsen mayores ingresos de la venta de derechos de emisión también se lograrían más fondos para financiar medidas de lucha contra el cambio climático.
La asociación europea del acero, Eurofer, ha criticado este medida por considerar que "aumentará el coste de la energía para la industria europea del acero y la industria en general en un momento de crisis".