Apenas cinco minutos duró la asamblea en la que los comuneros de Cabral tenían que decidir si aceptaban la expropiación de terrenos para el macroproyecto Porto Cabral. Un grupo formado por unas 40 personas, la gran mayoría de ellos pertenecientes a colectivos y partidos ecologistas, irrumpieron en la junta que se celebraba en el auditorio del Instituto Ferial de Vigo (Ifevi) y reventaron la sesión con pancartas, silbatos y gritos. Media hora después y tras intentar hablar en varias ocasiones, el presidente de la Comunidad de Montes, Luis Rodríguez, dio por suspendida la asamblea, que registró una asistencia masiva, y garantizó una nueva convocatoria con las medidas necesarias.
La cita vital para que Porto Cabral dé el primer paso tendrá que esperar. Los comuneros se reunían para debatir y votar sobre la expropiación pactada de los 300.000 metros cuadrados que poseen en el parque de Liñeiriños, zona en la que el grupo inversor británico Eurofund Investments quiere levantar su proyecto comercial. En segunda convocatoria, como estaba previsto, se inició por parte del secretario la lectura del orden del día. Tan solo eran las diez y cinco de la mañana y todavía estaban accediendo al recinto ferial gran parte de los comuneros, pero en la puerta de entrada comenzaron los problemas.
Miembros del grupo ecologista A Ría non se Vende y del partido Equo Pontevedra, acompañados por algún integrante de la Asociación de Afectados de Liñeiriños, se concentraron con pancartas ante la puerta principal e intentaron acceder. Los esfuerzos del único vigilante que había en ese momento fueron inútiles. A empujones, el grupo superó el primer control, y segundos después, hacía lo mismo en la puerta en la que se registraban los comuneros de Becerreira, Carballal, Figueiras y Sello. En esta ocasión hubo más resistencia y dos vigilantes de seguridad forcejearon para contener al grupo. Fue imposible, en menos de un minuto entraban en el auditorio e interrumpían al secretario al grito de "O monte non se vende" o "El presidente non é de Cabral". Los gritos y los silbatos impidieron continuar la sesión y algunos de los comuneros que ya estaban en el interior se unieron a las quejas.
Luis Rodríguez quiso dirigirse a los manifestantes desde la tribuna, pero todos los intentos fueron en vano y cada vez que cogía el micrófono era respondido con abucheos y silbidos desde el fondo de la sala. Varios miembros de la junta directiva abandonaron el auditorio para tomar una decisión, mientras que el grupo aprovechó para sentarse en las butacas y continuar con sus protestas.
530 comuneros
Durante los minutos de confusión se fue llenando el recinto hasta completarse casi el aforo -asistieron unos 530 de los 780 comuneros que hay en Cabral- y Luis Rodríguez subió de nuevo a la mesa presidencial. Tras intentar sin éxito dirigirse a los presentes en varias ocasiones, decidió suspender la asamblea y anunció una nueva convocatoria para que se pueda retomar el debate sobre Porto Cabral.