Es fácil de constatar a simple vista, pero los conductores profesionales del transporte público de Vitrasa y los taxistas de la ciudad lo cuantifican. Unos y otros coinciden en que el tráfico ha caído en Vigo en torno a un 30 %.
Para los conductores de autobuses la situación actual nada tiene que ver con la de hace un lustro o menos, cuando se enfrentaban a un atasco tras otro, según apunta un representante.
Entonces dos de los puntos negros eran Colón y el Cruce de Llorones, donde llegaban a perder hasta quince minutos en menos de 200 metros. Uno de los peores momentos se registraba sobre las ocho de la tarde, considerada hora punta por la coincidencia de la salida de los trabajos, el final de las compras y otras circunstancias. Ahora, explica uno de los conductores, llegan a adelantar hasta cuatro minutos en esos mismos puntos.
Estima que la caída del tráfico en la ciudad ronda el 30 %, una cifra que se rebasa sobre las 20.00 horas hasta llegar en ocasiones al 35 o 40 %.
El paro está, sin duda, detrás de esta nueva imagen. Un ejemplo es el caso de la crisis del naval. Solo entre García Barbón y Ríos (Teis) solían utilizar el transporte público medio centenar de trabajadores que ahora han desaparecido.
La caída del consumo, la reducción del número de coches por familia y el incremento de motos son otros de los motivos citados por los choferes de Vitrasa. Tampoco se libra del declive del tráfico el ámbito rural y los accesos a colegios públicos, donde los conductores del bus advierten menos atascos, algo que curiosamente apenas perciben en los centros privados y algunos concertados.
Situación drástica
El presidente de los taxistas vigueses, Manuel Chorén, cree que la circulación ha descendido más de un 30 % y que, aunque se advierte a lo largo de todo el mes, es a partir de los días 10 o 15 cuando se detecta la caída es drástica. Solo entre las ocho y nueve de la mañana, coincidiendo con la entrada en los colegios, se registra una mayor densidad de vehículos. El sector conoce mejor que nadie las consecuencias de esta situación.
El autobús urbano no es ajeno a los vaivenes de la circulación. Lo demuestran los datos aportados ayer por el grupo municipal del PP (no confirmados por Vitrasa), según los cuales el número de viajeros se redujo el pasado año en casi dos millones. Los 22,4 del 2011 se quedaron en 20,2, lo que supone el mismo nivel que en el 2003. La previsión hasta septiembre del 2013 pasa por lograr 14,7 millones. La cifra más elevada de la última década se alcanzó en el 2008, cuando los usuarios llegaron a 22,8 millones.
Fuentes del comité de empresa admiten que esperaban menos descenso en el número de pasajeros, en concreto, en torno a un millón, pese a los días de huelga.
En vista de los datos, el portavoz del PP en el Concello, José Manuel Figueroa, exigió ayer mismo al gobierno municipal que ponga en marcha el plan de transporte público de la ciudad prometido por el alcalde y cuya redacción se acordó en un pleno de la corporación municipal por unanimidad. Aludió al incremento en los últimos años de más de seis millones de euros en la aportación del Concello a la concesionaria.
Para la oposición, esta nueva dotación no ha servido de nada, como demuestra que no se hayan introducido mejoras en la prestación del servicio.
La consecuencia para la oposición es «un servicio que no funciona y que evidencia la nefasta gestión del hasta hace poco concejal delegado, ya cesado por el alcalde en sus funciones».
En su opinión, el autobús urbano, tal como funciona en la actualidad, no es una alternativa para el vehículo privado por no disponer de frecuencias competitivas y, por tanto, no ser asumibles los tiempos de espera en determinadas zonas de la ciudad.
No hay plan
El grupo municipal del PP está convencido de que a estas alturas no existe plan de tráfico ni plan de transporte. Tampoco constata cambios ni negociaciones con la concesionaria Vitrasa. Entiende que en tiempos de crisis como los actuales la mejora del transporte colectivo debería de ser una de las apuestas más importantes del gobierno municipal. Reclama la redacción de un plan básico para el autobús urbano, que incluya todas las mejoras solicitadas por los usuarios y que cumpla con sus expectativas. Entre ellas figuran tiempos de espera de cinco minutos en las paradas urbanas y de un máximo de quince en las ubicadas en el ámbito rural.
De momento la realidad es muy diferente, sobre todo en algunas de las parroquias, en cuyo caso la espera puede suponer más de media hora en el mejor de los casos.
2008 El récord. En ese año la empresa concesionaria Vitrasa llegó a sumar 22,8 pasajeros.
2003 El peor. La cifra de usuarios cayó hasta los 20 millones, similar a los 20,2 del 2012.
2013 Previsiones. El número de ciudadanos que usarán el bus hasta septiembre será de 14,7 millones.