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La Voz de Galicia

GALICIA


La tala del Concello de Vigo en O Castro se denunciará ante Xunta y Seprona


27/12/2012 | B. R. Soteliño
| VIGO
   

Grupos ecologistas ultiman un informe que presentarán la semana próxima


La tala llegó hasta la fortaleza.

La tala masiva de árboles en el monte de O Castro ejecutada la semana pasada llegará en forma de denuncia por vía administrativa a la Dirección Xeral de Conservación da Natureza de la Xunta y al Seprona, Servicio de Conservación de la Naturaleza de la Guardia Civil. Cientos de talas de árboles que se han llevado a cabo en Vigo desde la llegada al Concello del socialista Abel Caballero han generado decenas de denuncias públicas de todo tipo, ya sea por parte de particulares, colectivos vecinales, ecologistas o residentes de las zonas afectadas. Pero la acción llevada a cabo en uno de los dos pulmones de la ciudad cambia las tornas, ya que por primera vez el Concello de Vigo será denunciado ante autoridades competentes en la materia para determinar la legalidad de la acción. Así, los grupo ecologistas Amigos da Terra y Verdegaia tienen a punto un informe para enviar a los organismos anteriormente citados en el que se recoge la actuación, «con fotos, y documentación sobre las especies protegidas que moran en este hábitat que está siendo devastado», explica el representante del colectivo, Antón Lois.

Los operarios del Concello comenzaron a talar árboles el pasado 17 de diciembre alrededor del estanque de los patos y hacia la la zona donde se ubica la fortaleza. En su mayoría, acacias negras, pero también varios ejemplares de roble americano y de magnolios. «En total han sido unos 600 metros cuadrados arrasados sin justificación alguna y con total impunidad. Se han llevado por delante árboles enfermos, árboles sanos y lo que les ha dado la gana. Talaron todo lo que había. Han dejado el tramo completamente pelado», afirma Lois, que añade que esta es la forma de proceder habitual que sigue el Concello vigués. El ecologista deduce que la acción, «y digo que se deduce porque la política informativa es totalmente opaca», se debe a que el año pasado un castaño se cayó encima del estanque de los patos y es posible que estén utilizando este argumento para hacer lo que vienen haciendo en los últimos años, «sustituir ejemplares de gran porte por arbolitos pequeños que no requerirán ningún tipo de mantenimiento hasta dentro de quince años».

Patos aterrorizados

«Ni siquiera han tenido la delicadeza de llevarse a los aterrorizados palmípedos mientras estaban trabajando con las motosierras. Al menos los podían haber trasladado al zoo durante la operación y por una vez habría servido para algo», opina.

Antón Lois recuerda que el histórico monte de O Castro es «todavía, aunque cada vez menos debido a su progresivo aislamiento, el hábitat de varias especies animales protegidas y en peligro de extinción, por eso vamos a denunciar al Concello de Vigo, porque este caso tiene un agravante, un matiz diferencial respecto a los anteriores y esperamos que desde los organismos competentes se les pida una justificación ante tal actuación que ni se molestan en argumentar porque se han acostumbrado a la impunidad ante la indiferencia de la mayoría de los ciudadanos».



«El alcalde los cambiará por otros y luego dirá que plantó más que nadie»

El representante en Vigo de Amigos da Terra añade sobre la tala llevada a cabo en el monte de O Castro, que los árboles cortados eran de gran tamaño, es decir, que su masa forestal era mucho mayor que la que podrán tener ahora los que se replantarán. «El alcalde los cambiará por otros y luego dirá que plantó más que nadie. Caballero presume de que por cada árbol que se ha quitado se han plantado tres, pero no tiene en cuenta la masa forestal que se pierde. La política keynesiana enfocada hacia la botánica no la pilla. Es el colmo que tengan que venir unos ecologistas a explicarle qué son las pérdidas netas», ironiza.

Las zonas verdes de Vigo no están libres ni de la motosierra ni de los coches. Tanto el parque de Castrelos como el monte de O Castro, el primer asentamiento de la ciudad que conserva restos de la cultura castreña, siguen estando abiertos al tráfico, que lo atraviesa de punta a punta. En el caso de O Castro, además, se ha convertido en un enorme párking que utilizan miles de automovilistas. Los ciudadanos buscan ahorrarse un buen pellizco tras la eliminación casi completa de plazas gratis en superficie que obliga a pasar por caja en los aparcamientos privados.




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