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GALICIA

09/12/2012 | Julio Pérez | VIGO
   

Galicia abre la puerta a la polémica búsqueda de gas "no convencional" en el subsuelo


La Xunta tiene una "apuesta decidida" por explorar estos yacimientos, con un negocio millonario en EE UU - La industria niega daños ambientales y la UE habla de "alto riesgo"

La siempre delicada cuestión de los precios alrededor de la energía y la caducidad de los recursos en un mundo que cada vez consume más sirvieron de aliciente para que, ya desde los años ochenta, las empresas tradicionalmente buscadoras de petróleo en EEUU se decidieran a diversificar sus prospecciones en el subsuelo, hasta conseguir lo que para muchos hoy se presenta como la auténtica joya de la corona. La clave del futuro. Una especie de El Dorado para garantizar el abastecimiento y, por supuesto, multiplicar el negocio. El gas natural. Pero no en su estado convencional, como lo conocemos, con grandes bolsas bajo tierra o bajo el mar, sino a modo de quistes en rocas sedimentarias, como la pizarra, formadas a partir de materiales orgánicos. La técnica para absorberlo, el fracking, es tan invasiva que la polémica medioambiental levantada en todo el mundo es directamente proporcional a los enormes beneficios que aporta al otro lado del Atlántico. Cantabria, Asturias, Castilla y León y, sobre todo, País Vasco sondean la posibilidad de aprovechar esta nueva fuente energética, a la que Galicia también se quiere unir. Primero explorar y luego, explotar, en caso de que los resultados avalen el potencial de la comunidad.

La Xunta tiene una "apuesta decidida por la búsqueda de yacimientos de gas natural no convencional", como desveló el director xeral de Industria, Enerxía e Minas, en unas jornadas sobre el desarrollo del sector en Galicia a mediados de este año. Ángel Bernardo Tahoces se refería expresamente al desarrollo de "las técnicas de extracción", la fractura hidrológica, como camino al aprovechamiento de "estos nuevos almacenamientos". Y en ese objetivo están tanto las campañas del Gran Burato, como el también llamado shale gas. "Estamos preparando las bases", avanzaba Tahoces, para indagar posibles yacimientos en el subsuelo gallego. Aunque, eso sí, desde la Consellería de Economía admitían esta semana que ninguna empresa se ha interesado de momento para dar ese paso, ni tampoco constan peticiones de permisos de sondeos en el Ministerio de Industria.

Entre ambas administraciones, la regional y la central, la extracción de gas pizarra a través del discutido fracking cuenta con varias concesiones para investigar en Burgos, Cantabria, Guipúzcoa, Álava, La Rioja, Navarra, Huesca y Cádiz. En estos dos últimos casos, sin especificar concretamente la técnica a utilizar. Prácticamente todos en manos de firmas extranjeras -Schuepbach (Texas), Trofagas (una filial de BNK, original de California) y la británica Leni Oil and Gas- y la punta solo del iceberg. Con la suma de los concedidos y los que están solicitados, según los cálculos de Ecologistas en Acción -una de las organizaciones más combativas contra la fractura hidráulica- y los registros que constan en el Ministerio de Industria, los permisos superan el centenar, entre los destinados al gas no convencional y otro tipo de hidrocarburos.

En octubre del pasado ejercicio, y desde Dallas, el actual lehendakari en funciones, Patxi López, anunciaba la localización en Álava de un yacimiento de shale gas con una capacidad que representa 60 veces el consumo en el País Vasco y cinco veces el de toda España. Las prospecciones corren a cargo de una sociedad conjunta del Ente Vasco de Energía, con la texana Hwyco y Cambria Europa, y concluyen que hay "indicios más que suficientes".

Una noticia que apuntalaba a Euskadi como una probable referencia del mercado del gas europeo en el futuro y que contrastó con la urgencia con la que Cantabria, otra autonomía muy interesada en el tirón, echaba el freno. Hasta el punto de que en noviembre de este 2012 cerraba un anteproyecto de ley destinado a prohibir el fracking, pese a las peticiones expresas de la plataforma Shale Gas España, creada este mismo año por las compañías de hidrocarburos que operan en el país, de que no siguiera adelante. La organización empresarial apela al potencial económico y minimiza el impacto medioambiental, sobre el que ve "muchos rumores" y ante el que existe "un riguroso marco normativo". "Es necesario un debate sereno", pide la industria

Pero las rebeliones de muchos municipios con permisos solicitados y los movimientos ecologistas claman contra una técnica que, según alertan, puede incluso contaminar acuíferos subterráneos que se usan para el abastecimiento humano. El enfrentamiento llegó hasta el seno de la UE. Un reciente informe del Parlamento Europeo asume "repercusiones inevitables" para el medio ambiente con las inyecciones a presión a las que se someten las rocas y "un alto riesgo, si no se utiliza bien".




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