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La Voz de Galicia

GALICIA


Tres mil granjas lácteas gallegas están al borde de suspender pagos


06/11/2012 | Mario Baramendi
| SANTIAGO
   

La grave crisis del sector pone en riesgo a corto plazo diez mil empleos

La grave crisis que atraviesa el sector productor de leche amenaza en Galicia a muy corto plazo unos diez mil puestos de trabajo en el medio rural. Gran parte de ellos dependientes directamente de centenares de explotaciones abocadas al cierre por los bajos precios -abandonaron la actividad unas diez cada semana durante el último año-, pero otros se destruirán por las graves consecuencias que está teniendo la morosidad de los ganaderos en otros negocios del campo, como empresas proveedoras de servicios, de maquinaria o de piensos.

Esta es, al menos, la previsión de destrucción de puestos de trabajo que se maneja en un informe elaborado por el gabinete técnico y económico de Unións Agrarias (UU. AA), donde además se alerta de algo más grave: en Galicia hay ahora unas 3.000 explotaciones de leche que se acogieron al plan de modernización y que están al borde de suspender pagos. Ese número de granjas equivale a poco menos del 30 % del total existente ahora en la comunidad gallega.

En comarcas como Deza, Ordes o la Terra Chá, por ejemplo, se contabilizan todavía más de 1.000 explotaciones, centros productores que juegan un papel determinante en sus respectivas economías locales. Y negocios que ven cómo, en un escenario de costes de producción crecientes, el precio de la leche se mantiene en 0,28 euros el litro. Una cotización en origen que, sin que existan razones de mercado objetivas, se halla dos céntimos por debajo de la media española y que pone al descubierto otra realidad estremecedora: las granjas cobran ahora por el litro menos dinero que cuando entró en vigor el euro, hace ya más de diez años.

Desconfianza

Ninguno de los cambios legislativos anunciados por el Gobierno central parece satisfacer las demandas de los productores. Ni la ley de transparencia de la cadena alimentaria, porque creen que las grandes cadenas de distribución seguirán usando la leche como reclamo (en muchos híper hay cartones por debajo de 0,50 euros el litro). Ni el amparo legal de los contratos homologados, una fórmula pensada para terminar con una relación comercial anacrónica, según la cual un ganadero cobra de la industria la leche a mes vencido sin saber ni siquiera el precio.

«Nosotros queremos contratos, pero no con estos precios; porque entonces, la ruina de un mes la convertimos en una ruina para todo el año», explica Javier Iglesias, de Unións Agrarias. Mientras los productores reclaman a las autoridades figuras que garanticen precios equilibrados en las negociaciones, los titulares de explotaciones en Galicia se agrupan para formar grandes organizaciones con capacidad de influencia para presionar a las firmas transformadoras. La crisis en Galicia ha llegado a tal punto que durante este mismo mes podría paralizarse la entrega de leche a las industrias lácteas.



Los ganaderos gallegos paralizan la entrega de leche desde el día 27


La agonía del sector lácteo agrava la crisis en 15 grandes comarcas de Galicia

La agonía que padece el sector lácteo gallego es un elemento añadido de contracción de la demanda que agrava todavía más la persistente crisis económica en al menos 15 grandes comarcas del rural gallego, donde la actividad ganadera es uno de los principales sustentos productivos. Es el caso de Ordes, Lugo, la Terra Chá o Deza, áreas comarcales que todavía contabilizan más de 1.000 explotaciones ganaderas, o de Arzúa, Xallas, Betanzos, Sarria o Chantada, zonas donde se supera el medio centenar de granjas. Explotaciones, muchas, que han hecho un esfuerzo modernizador para ganar dimensión, pero a las que los bajos precios en origen (0,285 euros el litro) y el incremento de los costes de producción están abocando al borde de la quiebra.

En juego no solo está la supervivencia directa del sector, sino muchos negocios vinculados a la economía rural, como empresas proveedoras de maquinaria, servicios o alimentación. La situación ha llegado al extremo de que, ayer mismo, en Santiago, gran parte de las organizaciones que agrupan al sector productor -sindicatos, organizaciones de ganaderos y cooperativas- decidieron iniciar a partir del día 27 de este mes una huelga de entregas a las industrias. Una iniciativa a la desesperada, sin apenas precedentes, que amenaza con arrastrar a toda la cadena de valor y afectar, incluso, a los lineales de venta.

En una nota emitida ayer por los promotores de la movilización se pide disculpas por las molestias que se puedan ocasionar a los consumidores y piden el apoyo ciudadano para «evitar que comarcas enteiras se baleiren de actividade comercial quedando reducidas á miseria económica e social».

Por debajo de la media

Una gran parte de los problemas económicos que padecen las granjas está en el diferencial de precios con la media española, hasta dos céntimos por litro. Si los ganaderos gallegos hubiesen cobrado durante el último año la leche a 0,30 euros, como en el resto de las comunidades, habrían ingresado casi 40 millones de euros más. Y si la hubieran comercializado como en Francia, a 0,32, habría facturado casi 60 millones de euros más en el último año, según los datos que maneja un informe de Unións Agrarias.

Esta disminución de ingresos por un diferencial respecto al resto de España para el que no existen causas explicativas de mercado ha sido determinante en muchas comarcas del rural de Galicia. Con el litro de leche a 0,30 euros, los 580 ganaderos que quedan en Arzúa, por ejemplo, habría facturado 2,5 millones de euros más a lo largo del último año. Y los más de mil que quedan en Ordes y Deza, 5,1 y 5,3 millones de euros, respectivamente. Cantidades nada desdeñables y que tienen un efecto directo sobre la demanda y el consumo de productos en el medio rural gallego, azotado por una crisis que está llamada a agrandar todavía más la brecha entre la Galicia rural y atlántica.

Nada hace presagiar, al menos a corto plazo, que el precio de la materia prima vaya a repuntar ni que las grandes cadenas de distribución dejen de usar la leche como producto reclamo en plena crisis de consumo por la caída de ingresos.




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