Acceso directo á nova.
Salvemos Monteferro
Nova 4919


La Voz de Galicia

GALICIA


En Vigo respiramos aire tóxico


17/06/2012 | Antón Lois - Amigos da Terra
   

La ciudad padeció cifras peligrosas de partículas en febrero y marzo y su toxicidad superó los límites establecidos

Nos gusta ser una ciudad de récords, aunque algunos podríamos ahorrarlos porque no siempre ser el líder en algo representa una buena noticia. Muchas veces denunciamos que Vigo tiene el dudoso mérito de ser la ciudad gallega con los mayores niveles de contaminación atmosférica, pero las cifras suelen ser abstractas, y si las cantidades son abrumadoras resultan difíciles de abarcar ni con la imaginación. Ya comentamos que Vigo emite a la atmósfera más de 1.955.000 toneladas anuales de gases de invernadero, 600.000 de ellas solamente por efecto del tráfico.

Las percepciones visuales a veces son engañosas, pero generalmente resultan certeras. Si tras un período sin lluvias nos alejamos de Vigo y vemos la ciudad desde lejos comprobamos que tenemos encima una sospechosa nube marrón. Efectivamente es la contaminación que también nosotros, como organismos filtradores, vamos acumulando al respirar. En el menú de esa nube marrón se encuentran todos los ingredientes de dióxidos de carbono, azufres y un largo etc.

Lamentablemente, además de confirmar otra vez lo tantas veces denunciado, los datos oficiales de las estaciones de control de contaminación por partículas añaden un nuevo factor de preocupación. Respiramos aire tóxico. No solamente mantenemos el récord de contaminación atmosférica, sino que? durante el primer trimestre de este año respirar en Vigo fue objetivamente perjudicial para la salud. Se trata de cifras elocuentes, sobre todo porque abarcan un período de análisis de apenas 43 días entre febrero y marzo.

Máxima prioridad

Las conclusiones deberían hacernos reflexionar porque representan un excelente ejemplo de la íntima relación entre la calidad ambiental y la calidad de vida usando un indicador tan relevante como nuestra propia salud.

Defender el medio ambiente, por lo tanto, no es un lujo estético prescindible en tiempos de crisis, sino una prioridad absoluta que olvidamos con suicida frecuencia. Nada mejor para defender esta afirmación que analizar los datos de las consecuencias potenciales para la salud de la contaminación en Vigo.

Durante 14 días entre febrero y marzo (32% del total) los niveles de contaminación atmosférica en Vigo superaron el umbral de protección para la salud marcado por la legislación vigente y que solo puede sobrepasarse 35 días al año.

El día más negro

Durante 22 días duplicamos el valor medio anual recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para ese período. En general, en enero se superaron y durante febrero y marzo se duplicaron en nuestra ciudad los niveles recomendados por la OMS. A título de curiosidad, el día 15 de marzo Vigo alcanzó con 70,88 ug/m3 el récord de contaminación. ¿Recordamos si ese día respirábamos el aire de la ciudad?.

La conclusión debería hacernos reflexionar: solamente en 14 días del período analizado, que suponen apenas el 11 % del año Vigo ya superó el 40 % de los máximos legales permitidos anualmente para contaminación por partículas.

En estos momentos, a falta de analizar los datos del segundo trimestre, podemos suponer que las lluvias de primavera tienen un efecto atenuante sobre la contaminación atmosférica, por lo que la calidad del aire muy probablemente es mejor, pero esa contaminación conspicua solamente cambia de sitio, porque pesa y nunca desaparece. La escorrentía de las aguas pluviales convierte las calles en aliviaderos y a las partículas en lixiviados que acaban en la ría. Dejamos de respirar la contaminación para sencillamente empezar a comerla y beberla.

Estos datos de contaminación atmosférica por partículas llegan al departamento de Medio Ambiente de la Xunta de Galicia en tiempo real, por lo que consideramos también muy preocupante que las autoridades sanitarias no tengan sistemas de alerta que adviertan, y deberían hacerlo como si de la información meteorológica se tratase, que durante muchos días respirar en Vigo puede ser perjudicial para la salud.



Menos circulación privada y más bicis y transporte público

La buena noticia es que, aunque la información cueste encontrarla y más aún traducirla (agradecemos el excelente trabajo al respecto del doctor y catedrático Ramón Varela) al menos ya conocemos los datos oficiales que confirman y cuantifican la intuición sobre la situación existente. La siguiente buena noticia es que conocemos las causas y el origen del problema. Al menos en el caso de Vigo, fundamentalmente el tráfico rodado y la quema de combustibles fósiles en general. A partir de ese diagnóstico, las propuestas de solución son evidentes y reiterativas: tenemos que reducir drásticamente el tráfico urbano y conseguir una circulación más fluida.

No olvidemos que la propia OMS acaba de anunciar que la contaminación producida por los motores diésel pasa de considerarse probable a ser asumida como ciertamente cancerígena. La bicicleta debe considerarse un medio de transporte, y priorizarse junto con el transporte público sobre el vehículo privado, es decir, justo lo contrario que ahora.

El lamentable olvido de instalar carriles bici en los centenares de calles humanizadas debe corregirse con decisión y además de cumplir la promesa de su instalación deben planificarse en función del transporte ciudadano, no como simple elemento recreativo, tal y como reiteradamente también llevan años exigiendo los colectivos en defensa de la bicicleta. Precisamente los últimos en pro de la bicicleta han sido sonoramente dejados de lado por el Concello.

El filón de los árboles

Necesitamos árboles urbanos, los mejores elementos conocidos para absorber la contaminación, y conservar como un tesoro los ya existentes. Las engañosas cifras municipales del número de árboles plantados deben incluir para ser honestas la pérdida neta global acumulada por los árboles de gran porte talados injustificadamente. No es una cuestión estética, que también, sino defender ante todo nuestra propia salud.

Sin duda todas las administraciones, lideradas por el Concello, debería tomar nota del problema con urgencia, y puesto que las competencias en materia sanitaria desaparecieron del organigrama local posiblemente el regidor debería asumir personalmente esa tarea. A la responsable de medio ambiente desistimos de hacerle recomendación alguna.




Atrás
Nova Anterior Índice dos Recortes Nova Seguinte