«Non estamos nunha situación de alarma aínda, pero si claramente de alerta». Con este diagnóstico de Feijoo sobre la incidencia de la sequía en Galicia, la Xunta está trabajando en un procolo de actuación para paliar los efectos de uno de los inviernos más secos de los últimos 50 años. El Ejecutivo avanzó ayer que una de las medidas que incluirá ese plan es el adelanto de subvenciones para el sector agroganadero por importe de 21 millones de euros: «Trátase de buscar liquidez e anticipar as axudas e as subvencións da comunidade, pero tamén de establecer un mecanismo de coordinación co Ministerio de Agricultura».
El Ejecutivo gallego pondrá en marcha el plan a final de mes, si como está previsto no se producen lluvias significativas en los próximos días. Los modelos de predicción estacionales que usa MeteoGalicia advierten, de hecho, de que marzo puede acabar en el mejor de los casos como un mes normal en cuanto a precipitaciones y, en el peor, como seco. Y de momento, afirmó ayer la meteoróloga María Souto, «la mitad del mes está prácticamente sentenciado». Esta semana no ha llovido y tampoco se espera que lo haga la próxima. Las temperaturas serán, además, bastante altas para ser aún invierno: de más de 20 grados en muchos puntos. «Es probable que Galicia estos días sea el lugar donde más suban los termómetros de la Península», añadió. Ayer, Pontevedra rozó los 25 grados y hubo 23 en Vigo y Ourense.
La prolongada ausencia de pluviosidad, agravada por las fuerte heladas, ha llevado a la Administración gallega a incrementar la alerta en una doble dirección: para seguir la evolución de los caudales de los ríos y adoptar las medidas que garanticen el suministro, y para atender a agricultores y ganaderos, el sector más afectado. Desde la Xunta se aseguró que por ahora el abastecimiento está garantizado en las ciudades y sus entornos, aunque se insistió en que los ciudadanos realicen un consumo responsable y racional del agua.
Los embalses gallegos de suministro están actualmente al 71,79 % de ocupación, un 4 % menos que hace un año. Más mermadas están las reservas en los de uso hidroeléctrico e industrial, a un nivel del 49,3 %. En el 2011, por estas mismas fechas, estaban al 68,4 %.
Galicia, la tierra del millón de vacas, está pasando serios apuros por la falta de lluvia. Todos los ganaderos, sean de donde sean, tienen problemas. Sin embargo, y aunque a sus dueños les suponga un esfuerzo económico y de trabajo importante, los animales domésticos no lo están pasando muy mal porque se les da hierba seca, silo, pienso u otros alimentos. Peor les está yendo a las reses que pastan libremente en el monte, el ganado mostrenco. No tienen hierba verde que llevarse a la boca y su baja rentabilidad no anima demasiado a sus propietarios a suministrarles alimento de forma continua. Sí lo hacen, pero cuando la situación es ya crítica. Sirve como ejemplo la comarca de Barbanza.
En sus montes, sea en la zona de A Curota o en el Iroite o en el Muralla, uno puede recrear la vista en decenas de cabezas de ganado salvaje, tanto vacuno como equino. Esos caballos o vacas que antes parecían estar más o menos alimentados, ahora lucen costillar por todas partes. La explicación se encuentra en ese suelo otrora verde que actualmente está seco. Eso, y el hecho de que los sucesivos incendios fueron dejando el monte pelado. Cabe recordar que la comarca fue uno de los epicentros de aquella horrenda oleada de fuegos del año 2006.
Panorama negro
Con este panorama, y teniendo en cuenta que la previsión de lluvias es prácticamente nula, los dueños de ganado mostrenco pintan el futuro con el mismo color que dejaron aquellos fuegos: negro. Manel Casal, de A Pobra, y dueño tanto de vacas como de caballos de monte, señala lo siguiente: «Non está quedando máis remedio que subirlles comida, sobre todo ás vacas. E o peor é que queda toda a primavera e o verán, a ver como o pasan. Ademais, ao ter que suministrarlles alimento os custes dispáranse, e estes animais xa de por si teñen unha produtividade moi baixa».
En parecidos términos habla otro ganadero del municipio de A Pobra, Manuel Boo, que junto a otras personas tiene unas 70 reses de vacuno: «Intentamos ir cada poucos días levarlles algo de herba, porque senón non aguantan. A verdade é que todos os anos temos algún período difícil, pero non en pleno inverno, como desta vez». Los testimonios se completan con las palabras de Joaquín García, de Boiro, dueño de unas 200 vacas y 70 caballos en la zona del monte Iroite: «Os animais, sobre todo as vacas, estano pasando mal. Eu vou todos os días levarlles alimento, pero aínda así a situación é moi complicada».
Una de las cuestiones que citan los ganaderos es el coste que les supone tener que alimentar a los animales de monte. Señalaron que un rulo de hierba -que llega para alimentar a unas veinte vacas- sale por 25 euros. Para darles de comer un solo día a las 200 con las que cuentan vecinos como Joaquín García hace falta desembolsar 250 euros. Una cantidad que, tal y como están las cosas, es inasumible. Encima, la sequía y la consiguiente falta de pasto llega en un momento muy crítico. Las vacas mostrencas están a punto de empezar a parir y es cuando más alimento y cuidado necesitan. Tradicionalmente, lo hacen en esta época debido a que es cuando más pasto hay. Claro que eso era antes. Cuando Galicia era el gran país anfibio.
As medidas a tomar fronte os problemas da seca na nosa agricultura non supoñen nada novo. Aínda que estes dous últimos anos están a deixar unha escaseza de auga histórica, non representan unha tendencia que poida considerarse significativa e consolidada. Hai máis de 40 anos, en 1967, escribín na Revista de Economía de Galicia sobre «La escasez de agua en verano como factor que limita el crecimiento de los prados en Galicia», e propoñía pór en marcha, como se facía noutros países europeos, regas de complemento para solucionar os problemas de falla de auga. Desde aquela moi pouco se fixo, e Galicia segue a ser considerada zona húmida e, polo tanto, sen necesidade de inversións en sistemas de rega, cando só a consideración dos valores promedio do noso balance hídrico amósanos que as secas non son nada alleo ao noso agro. Cómpre, pois, lembrar algo que se coñece desde hai moito tempo: que a pequena rega, ou de complemento, debe considerarse como algo necesario e que non se debe demorar máis a súa posta en marcha.
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