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GALICIA

10/08/2011 | S. De La Fuente | OURENSE
   

Miño y Sil pierden el 72% de su caudal en un año y la reserva de agua cae a cotas mínimas


La media de ocupación de los pantanos de la provincia llega al 60 por ciento y los embalses del Miño apenas pasan del 30%


Pescador en el embalse de Cachamuiña, al 6,8
por ciento de su capacidad. // Brais Lorenzo

El nivel de la reserva de agua de los embalses de la provincia cae cada día y los alcaldes de las zonas más secas empiezan a desplegar medidas para la reducción del consumo. La ausencia de precipitaciones en uno de los veranos más secos de los últimos años precedido, además, por una primavera sin lluvias, ha provocado que la ocupación media de los pantanos de las cuencas del Miño, Sil y Limia esté al 60 por ciento.

De hecho, los caudales de los principales ríos de la provincia han sufrido una brusca caída con respecto al último año, perdiendo hasta el 80 por ciento de su caudal en el caso del río Sil, y del 67% en el Miño.

La media de la reserva en los pantanos del río Limia apenas supera la mitad de su ocupación total, y en el caso del Miño, el río de mayor caudal que atraviesa la provincia, los embalses están al 30,4 por ciento. Los mejor parados son los del Sil, que se mantienen con un 82,7 por ciento de agua almacenada.

En cuanto al abastecimiento, la ciudad de Ourense ha recurrido ya al bombeo del Miño por no poder disponer del agua de Cachamuiña, en Pereiro de Aguiar, que se encuentra muy por debajo del caudal ecológico, con tan solo el 6,8 por ciento de su volumen cubierto y una misérrima cantidad de 0,14 hectómetros cúbicos estancados.

Municipios como Maceda, donde las restricciones suelen llegar en agosto, se sigue muy de cerca el estado de los manantiales que surten a algunos núcleos de población a los que no llega el abastecimiento público. "Pero no porque no quiera el concello, sino porque los vecinos se resisten a dejar de consumir el agua de los pozos construidos hace años con fondos comunales", explica el alcalde Xabier Oviedo. El pueblo de O Soto, en cambio, sí aceptó este año recibir el servicio público, por lo que este verano no sufrirá restricciones a cambio del abono de la correspondiente factura, que ronda los 10 euros mensuales, según el alcalde.

Oviedo reconoce que garantizar el suministro de agua a 54 núcleos de población "es difícil" y anuncia que mañana mismo se reunirá con los vecinos de A Barxela, el pueblo más afectado por las sequías estivales y el estiaje, "para proponerles el servicio municipal". Según el alcalde, "los manantiales no son suficientes y, además, los pozos ya no garantizan las condiciones sanitarias del agua".

Otro ejemplo es el que se produce en Abeleda, A Teixeira, donde el suministro de agua de los pozos se ve muy afectado por la sequía en verano. Hasta el año pasado, explica el socialista Miguel Solla, "se captaba agua de la minicentral del río Edo, pero el Concello tuvo que pagar una multa de 39.000 euros y este verano ya no se hace". El portavoz de la oposición en este municipio critica que el gobierno local "sabiendo lo que iba a pasar" no hubiese tomado medidas para evitar la falta de suministro "realizando una acometida desde el río Caldelas que pasa al lado de este pueblo".

Así las cosas, un bando municipal con fecha del 21 de julio prohibe a los vecinos de Abeleda usar el agua para usos que no sean domésticos, incluido regar, llenar piscinas o lavar el coche.

Con todo, las reservas de agua más afectadas en los últimos días por la ausencia de lluvias son el de Bárcena, en el Sil; As Portas, en el Camba; Salas, en el río del mismo nombre; San Esteban, en el Sil; y As Conchas, en el Limia. En total, se han perdido en la última semana 25 hm3.




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