Once barcos de bajura del puerto de Burela recogen la basura que generan. Es una iniciativa reciente que también se ha puesto en marcha en otros muelles gallegos y que contribuye a crear conciencia ambiental. Una implicación necesaria en la conservación de las rías, en alerta por la contaminación de vertidos, muchas veces fruto de la carencia de redes de saneamiento o de la deficiente infraestructura que presentan estas. En esta situación se encuentran las rías de Ribadeo, Viveiro y Foz, las dos últimas, heridas también por la presión urbanística.

Aunque el informe de Augas de Galicia revela que la de Foz es una de las cinco rías gallegas con menos de diez puntos de vertidos (tres en concreto), la falta de una depuradora con capacidad para tratar eficientemente el 100% de los residuos del casco urbano es un tema de discusión política recurrente. El regidor, José María García Rivera, reconoce que la depuradora «é insuficiente porque entran máis residuos dos que pode tratar. Queda claro onde van parar eses litros que a estación non trata». La Xunta atendió las reclamaciones políticas y se comprometió a financiar la construcción de una nueva EDAR (entre las playas de Llas y Peizás) para 15.000 habitantes y con posibilidad de duplicar su capacidad, atendiendo así al bum urbanístico. El proyecto suscitó quejas políticas y vecinales, que reclamaban alternativas de ubicación, más información técnica y el compromiso de un funcionamiento adecuado, para evitar casos de vertidos, como los registrados en los últimos años desde la actual depuradora a la ría. El proyecto se encuentra en fase de revisión.

En los últimos años, Concello y Xunta han construido otras nueve depuradoras en el municipio (Vilaronte, Santa Cilla, San Acisclo, San Martiño, Fazouro (2), Nois, Cangas y en el polígono industrial) y solo falta por llevar este servicio a los núcleos más aislados.

En la otra orilla de la ría focense está Barreiros, un concello ejemplo de la expansión urbanística -el Colexio de Arquitectos de Galicia visó en el 2006 proyectos para edificar 6.000 viviendas en un municipio con poco más de 3.000 habitantes- y donde funcionan actualmente cinco depuradoras: Reinante, Lóngara, San Cosme, San Bartolo y una pequeña en el polígono industrial. El propio regidor, Alfonso Fuente, identifica uno de los dos puntos de vertidos a la ría localizados por Augas de Galicia, el de un núcleo de casas de Viladaíde. Esta obra está incluida en un plan provincial pendiente de adjudicación. La depuradora principal está en San Bartolo y atiende a buena parte de las parroquias costeras. Está en construcción la red de saneamiento de San Miguel, que verterá en Reinante, y otra depuradora en el polígono.

Nivel rojo

Pendientes de conocer un informe más exhaustivo de Augas de Galicia sobre la ría de Viveiro, merece la pena recordar que en septiembre del año pasado un grupo de sesenta buzos retiraron en menos de dos días una tonelada y media de basura de un estuario del que viven, entre pescadores de bajura y mariscadores, unos 120 profesionales, según los datos que maneja la cofradía. El organismo autónomo ha detectado 67 vertidos en las aguas de la ría viveirense.

El alcalde de Viveiro, Melchor Roel, reconocía ayer que se han eliminado algunos importantes, como los del puerto deportivo, la lonja, el Casino o la estación de buses. A estos se suman, según la información que maneja Aquagest, la empresa concesionaria del servicio, los de la Misericordia, Verxeles, Xunqueira (campo de la fiesta), Castelo-Magazos, Portochao, jardines y Lavandeiras. A pesar de que los datos que maneja Augas de Galicia revelan la existencia de cuatro puntos de vertido de nivel rojo, desde el Concello, atendiendo a la información de Aquagest, insisten en que no queda ningún vertido importante que eliminar. Sí destacan que es necesaria la construcción de un emisario nuevo desde la depuradora (en la punta del espigón del puerto viveirense) hacia el mar, que sustituya el viejo. Ante este panorama, y pendientes de los nuevos datos que aporten los estudios que tiene en marcha Augas de Galicia, la inmensidad de la ría de Viveiro sigue garantizando panorámicas fotográficas difícilmente igualables. La expansión de la red de saneamiento y la construcción de nuevos pozos de bombeo contribuirán a reducir los vertidos a la ría, que también sufre el impacto de la infraestructura y la actividad pesquera.